17 febrero 2005

Un largo día

Si ahora mismo dijera que estoy cansada (que lo digo), sería no decir nada. No es que esté cansada. SOY el cansancio mismo, en toda su magnitud. Vale, vale, ya sé que exagero pero no creáis que tanto.
No quisiera otro día como el de hoy al menos hasta la semana próxima porque ya sé que más no puedo pedir. Y no os voy a aburrir contando aquí el porqué de tanto agotamiento. No es especialmente interesante ni agradable. Mejor os cuento cómo conseguir sacudirse ese peso que se queda en la espalda como si fueras el mismísimo Atlas sosteniendo el mundo.
Nada muy especial. Si logra uno llegar hasta el cuarto de baño y acierta a deshacer botones y cremalleras, es imperativo darse una buena ducha de agua tibia. Si no se logra quitarse la ropa, mejor dejar el remojo para más tarde.
En el primer caso, secarse, ponerse directamente el pijama y a la cama de cabeza. En el segundo, tirarse sobre el primer mueble adecuado que se encuentre y poner los pies en alto. A los cinco minutos estará uno dormido como un leño.
Si, a pesar de todo, uno cree que tiene fuerzas para encender el ordenador y sentarse a escribir tonterías, hágase, teniendo cuidado de colocarse a prudente distancia del monitor para no romperlo de un cabezazo cuando se quede frito.
En el caso probable de que la carga de adrenalina que circula por el sistema no le permita dormir a pesar de que lo necesita con toda su alma, no de vueltas en la cama. Las camas son muebles sensibles y si las molestas podrían tomarle manía y no dejarle dormir en ellas nunca más. Mejor déjese caer hasta el suelo, evitando la mesita de noche, repte hasta la cocina, intente prepararse un vaso de leche calentita con miel que, si bien es posible que no le traiga el sueño, al menos lo alimentará.
Como último recurso puede intentar poner la televisión y ver una telenovela detrás de otra hasta que su cerebro no pueda más y decida desconectarse solo, o si tiene en casa "El Hombre Unidimensional" de H. Marcuse ábralo con decisión y empiece a leerlo. Yo jamás he logrado pasar de la página 7 sin caer en brazos de Morfeo. No; Morfeo no es mi novio. Si lo fuera no recomendaría tal cosa ni por asomo.
Y ahora voy a poner en práctica alguno de esos métodos. Mañana os cuento cual me dio mejor resultado.

4 comentarios:

Patsy dijo...

Estaré en espera ansiosa por tu post de mañana, porque sabes? La camita no es mi amiga y Morfeo tampoco mi novio y regularmente paso noches tan largas de insomnio y el día siguiente es tan pesado!!!

Besitos... Cuidate

Sherezada dijo...

Hombre!!! de haber posteado esto antes me habrías ahorrado más de un par de cabezazos frente al computador. Bueno, se agradecen los datos de todas maneras. Lo del libro me parece interesante, pues cadavez que me pongo a leer algo me entusiasmo y paso de largo leyendo hasta la madrugada... lo que no era la idea.
Y este tal Morfeo, creo que nos está haciendo ilusiones a todas, eh? Creo que tendré que aclararle unas cuantas cositas...

un abrazo
Sherezada

Sherezada dijo...

Ah, se me olvidaba: la alfombra puede ser roja, como se usa normalmente. Con que cubra una cuadra está bien. Y en cuanto a la música, lo dejo a tu gusto. Eso sí, una paella para comenzar no estaría naaaada mal!

Sherezada
(uy! se me abrió el apetito)

Don_Tiresias dijo...

Morfeo no es mi novio. Soy niño y heterosexual de modo que no tengo novio ( novia tampoco pero esa es otra historia). Respecto de leer cuando uno busca el sueño.... puede intentarse con "La guerra y la paz", de Tolstoi, los resultados son inmejorables. Estoy muy enojado con vos, y con Patsy. Catu o quien fuera que haya actuado de intermediario... Deberían haberlo hecho antes!!! Acabo de leer este post de regreso del hospital, he cabeceado tanto( no solo el monitor, sino cualquier elemente que este a una altura considerable), que me he fabricado unos muy bonitos chichones, los primeros chichones modelo 2005.

Saludos!