30 agosto 2007

¡Buenos días, buenos días...!

Esta madrugada me ha despertado el viento. Bueno, no exactamente. Me ha despertado el movimiento de las ramas y hojas de los árboles al ser movidas por el viento. Ya os he contado unas 1.800 veces, más o menos, que vivo en un segundo (y último) piso y que los árboles de la calle llegan hasta mis balcones y ventanas, cuando no los sobrepasan, como es el caso ahora mismo. Uno de ellos rebasa casi dos metros el balcón de este cuarto desde donde os escribo. Nunca me acuerdo de preguntar a los jardineros municipales de que especie son. Tienen multitud de pequeñas ramas flexibles que ondean como banderitas al menor soplo de aire y si aumenta el movimiento, el roce de unas con otras te hace creer que estás en medio del bosque cuando se prepara una tormenta.
Y aunque las tormentas no son mi debilidad precisamente, los prolegómenos me gustan. Cielos encapotados, rachas de aire fuerte, hojas que se desprenden y vuelan antes de llegar al suelo y ramas que se inclinan como para darte los buenos días en japonés: "Buenos días, buenos días, ¿qué tal has dolmido...? Nosotlas bien , glacias. Nos hemos acoldado mucho de ti y te tlaemos un poco de tiempo levuelto, SIN CALOL, pala que te lecupeles. Disculpa pol habelte despeltado a las 4 de la madlugada". Y yo: "¡Ah, no importa, no importa...! Prefiero despertar pronto que no poder dormir en absoluto. Es un placer encontraros tan contentas y refrescantes. ¡Muchas gracias..!" Y después de unas cuantas reverencias más, nos hemos separado. Tenía que prepararme para ir a trabajar, pero me hubiera gustado quedarme un rato más de conversación con ellas.
Esto me recuerda que ya casi es septiembre; ese mes que pone a la gente melancólica y atacada por el síndrome "se acabaron las vacaciones y llega el momento de apretarse el cinturón", tan conocido entre los que regresan de playitas y cruceros varios. A los que os sintáis así, "sindrómicos" perdidos, os recuerdo que, en cuanto pase octubre, ya os podéis poner a pensar en las vacaciones de Navidad y os animaréis mucho.
Y ahora, con vuestro permiso, voy a trabajar un poco más y a aprovechar el vientecillo. Ahora mismo, se cuela entre las rendijas de las persianas y casi juraría que me está llamando bajito: "Trenzaaasssss, Trenzaaaasssss, Treeeeennnnzasssssss...."

23 agosto 2007

Fabulosamente rica

No, mucho dinero no tengo, no os voy a engañar. Pero la riqueza no está solo en el dinero. Están los inmuebles y las carteras de acciones; lo sé, lo sé. No, de eso tampoco tengo. Si alguno pensaba pedirme en matrimonio para vivir de las rentas, ya puede empezar a buscar en otro lado.
En lo que soy fabulosamente rica es en amigos inteligentes. Y esa riqueza no es baladí. Ahí, en los enlaces de la derecha, podéis encontrarlos. Escritores, poetas, fotógrafos, dibujantes, profesores... Personas con mucho talento.
No están todos los que conozco, pero sí todos los que sé que tienen blog. Y aún falta añadir alguno que acabo de descubrir y no me ha dado tiempo a enlazar.
Siempre es una buena ocasión para hablar de ellos y de lo que hacen. De cómo su trabajo fructifica y se resuelve en publicaciones, ganan concursos, se aplican a concluir una obra y lo hacen poniendo toda su ilusión y su esfuerzo.
Estos días, mi amiga Serena, que está en Amigos Invisibles porque no actualiza su blog, (aunque la veo a diario y siempre me dice que sí, que lo hará), ha ganado un Concurso de Relatos de Literatura Fantástica; la primera novela que publicó Escriptorum54, que os recomiendo, nos la pone al alcance, desde el blog de Liter-a-tres; Imagine Photographers, regresan de Francia, después de presentar allí Exposiciones de sus trabajos y, lo último de lo que tengo noticia, es el libro que publican al alimón Juan García (jggweb) y José Fábrega (Osselin)
No puedo dejar de felicitar a todos ellos que ya lo han conseguido, y más de una vez. Sueño realizado, ilusión cumplida, reconocimiento otorgado. ¡Felicitaciones y besos a todos...!
Diréis que soy tonta, pero miro vuestros nombres, los de todos, en los enlaces y me emociono. Pienso en vosotros cuando veo una buena foto, leo una novela, oigo a un profesor hablando de su trabajo o escucho una bonita música. Pienso: "esto le gustaría a..., él/ella sabría explicarme que..., me llevaría la contraria en esto..." Vais a ser la causa de que, por tener el pensamiento en otra parte, me atropelle la carretilla del repartidor que siempre pulula por esta calle. Pienso pasaros la factura de la clínica si eso sucede, conste.
A menos que me acepten pagarés con cargo a mi riqueza en amigos fabulosos.
Sé que hay mucha gente con talento en el mundo que nunca conoceré ni siquiera a través de este medio. Quizás sepa de su obra, los admiraré, me quedaré boquiabierta ante sus logros y dejarán una huella en mi mente. Pero éstos, no me servirán nunca un cafe con leche en copa, ni podré decirles cuánto me alegro de que hayan tenido un hijo o hayan dibujado un rinoceronte; no podre conmoverme con Ulisolecito, ni podré traerme de sus blogs, una piruleta, galletitas o manzanas para la cabra. Tampoco sabré si sus hijas se llaman Adda, o si alguien los llamó alguna vez Siderata. No sabré por ellos la temperatura de México ni si su hijo Diego empieza el cole, si vuelven o se quedan de vacaciones, si tienen que examinarse a pesar del insomnio, si están tumbados a la bartola, si conviven con simpáticos esquimales, prefieren la moda de los tuaregs, se pierden en caminos de vallas blancas, se patean mil kilómetros buscando sillones o viajan por los canales de Francia en "Blauet".
Por eso y más cosas que no caben aquí, me siento multimillonaria. Os prometo acordarme siempre de vosotros y dejaros un buen legado cuando haga testamento. ¿Alguien quiere la cabra ya...?
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16 agosto 2007

No puedo dormir

Y no sé quién demonios podría a 29 grados. Si no fuera por las faringitis tendría un aire acondicionado lo bastante potente para congelar un submarino. ¡Cachis ya...! ¡Con el sueño que tengo y lo cansadísima que estoy...!
Los dedos se me quedan pegados a las teclas de la humedad que hay. Hoy me electrocuto; seguro.
Ni siquiera han funcionado las armas secretas que tengo para estas emergencias. Nada muy peligroso, pero efectivo. Se trata de unas enormes sábanas de lino auténtico, de ese que ya no se encuentra. Tienen unos 175 años, más o menos. Formaban parte del ajuar de mi tatarabuela y parece que entonces se usaban unas camas kilométricas porque si las doblas por el centro, tienes sábana y colcha, todo en uno. Poseen un maravilloso tacto y resultan ser muy frescas, a pesar de que lo grueso del tejido puede dar la impresión contraria.
Mi tatarabuela era francesa. Por alguna razón, mi tatarabuelo paterno, que era de Gerona, fue a Francia, y conoció a la joven que después sería su esposa. Él tuvo que volver a Cataluña y ella, hija de familia acomodada, vino algo después atravesando los Pirineos con una reata de mulas cargando sus pertenencias y una partida de hombres armados, contratados para que la acompañaran. En aquel tiempo parece ser que había muchos bandidos en las montañas y asaltaban las reatas de ganado y a las gentes obligadas a hacer esos trayectos. Según me contaron, el ajuar que trajo mi tatarabuela, era bastante impresionante en calidad y cantidad. Muchos cofres llenos de ropa blanca bordada a mano, cortinajes de terciopelo, colchas, tapetes, piezas enteras de tela fina, adecuada para camisitas de bebés, sedas, muselinas, batistas y muchos, muchísimos vestidos y enaguas y pares y pares de botines. Luego estaban los serones llenos hasta los topes de vajillas de porcelana inglesa y francesa. Y abanicos, mantones, velos, mantillas y encajes. Decía mi abuela que fue un acontecimiento en Gerona ver llegar aquella caravana. Me gustaría averigüarlo, saber un poco más de mi tatarabuela. Sé que murió joven; tuvo un hijo, quedó enferma tras ese único parto y no vivió mucho más. Mi tatarabuelo no volvió a casarse y mi bisabuelo creció con su padre y sus abuelos paternos. Cuando se casó, el ajuar de su madre fue para él y su esposa. Tuvieron un solo hijo; mi abuelo. Y aún quedaba ajuar y ajuar cuando él también se casó. Supongo que muchas cosas no salieron nunca de los armarios hasta que llegó la guerra y destrozó la casa familiar. Pero lograron salvar suficiente ropa y enseres, imagino que llevándolas fuera de la capital. Y así, de generación en generación, han llegado hasta mí algunas, pocas, cosas de aquella joven francesa.
Tengo 4 sábanas, dos abanicos pintados a mano, uno de papel con varillas de nácar, otro de tela con varillas de carey, 6 tazas con sus platitos de porcelana inglesa, una mantilla de encaje, y algunas otras menudencias, como unas tijeritas plegables, un alfiletero...
Normalmente veo esas cosas y no les presto mayor atención, pero de vez en cuando, me da por pensar en la historia de mi familia y en cuánto me gustaría saber mucho más de ella. Fuimos una vez con mi abuelo a intentar seguir la pista hasta donde se pudiera, pero con la guerra, muchos archivos se quemaron en las iglesias y otros edificios oficiales. Vimos, eso sí, la calle donde mi abuelo había nacido y el lugar aproximado en que había estado su casa. No recordaba el nombre de la localidad de donde procedía su abuela francesa, o quizás nunca lo supo, así que esa pista también se ha perdido.
Otro día que no pueda dormir, os cuento la historia de mi tatarabuela materna, que también la tiene, aunque no vino de allende los Pirineos.
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07 agosto 2007

Y llovió...

Tal y como me había prometido mi amigo Horacio (Hache para los íntimos). Sí, sí que le conocéis. Es el teniente Horacio Caine, del CSI de Miami; según vas a los USA, ahí mismo, enfrente de Cuba.
Es que ya estaba tan desesperada que no sabía a quien recurrir y se me ocurrió consultarle. Fue muy atento conmigo. Se quitó las gafas y todo, y eso sólo lo hace cuando se interesa mucho en algún asunto. Me miró intensamente y me hizo unas cuantas preguntas, no sin antes advertirme que a él, sólo le interesaban las pruebas. O sea; que yo ya podía cantar misa si quería, pero que si no le daba pruebas no garantizaba nada; que las palabras se las comian los cocodrilos de los Everglades, creo que dijo. Luego se planto así, como en escorzo (ni de frente ni de lado) se caló las gafas bajando un poco la cabeza para que yo viera que no estaba calvo ni nada, y luego recuperó la vertical, al tiempo que se ponía las manos en la cintura. Ahí ya me di cuenta que iba en serio y que haría todo lo posible por meter a Agosto entre rejas y liberar a la lluvia de su encierro en las nubes. Me llevó hasta un banco de piedra que tienen enfrente del edificio y que lo usan para hablar con las personas afectadas. Es mucho más íntimo que los que hay dentro, en el pasillo, que siempre está lleno de gente llevando pruebas de un laboratorio a otro. Y mucho más seguro, porque ya no sé cuántas veces les ha explotado el dichoso edificio. Total, que allí fue donde le expuse el problema y le presenté todas las pruebas que tenía en ese momento. Me escuchó con la atención que pone en todo, que parece que te esté leyendo el cerebro y no te atreves ni a pensar por si acaso se te cuela algun pensamiento impropio. Él se daría cuenta en el acto y ¡adiós a la investigación..!
Me creyó, porque me dijo: "Trenzas, óyeme bien. Te prometo que voy a meter a ese mes asesino en la cárcel. ¿Me oyes?" Le dije que sí, que le oía; no sé cómo no iba a oírle si me lo estaba diciendo al oído. Lloré un poquito, para que se esforzara más, que eso casi siempre funciona, y ahí que se fue a llamar a su equipo: "Señor Wolf, Erick (a éste no le llama señor, porque hasta hace pocos capítulos era su cuñado), Calleigh (ésta es la rubia despampanante; tardó un poco porque estaba intentando meterse dentro de los pantalones), cojan sus equipos y a por las pruebas. Pruebas y sólo pruebas, señores"
Total, que el Erick se puso el traje de buzo y se fue a medir la temperatura del agua del mar, el Sr. Wolf fue a ver a la periodista que siempre le mete en líos, para pedirle el parte meteorológico y Calleigh se encargó de comprobar el calibre y las estrías de las nubes, por si coincidían con algún otro delito cometido por Agosto, circunstancia que reforzaría el caso en su contra.
Yo, como ya se me habían acabado los mil euros que había reunido para el viaje, me volví a casa, con la esperanza puesta en la eficacia de Hache y su equipo, no sin prometerles que volvería para invitarles a una coca-cola. No es que sea tacaña, es que los policías no pueden beber nada más fuerte mientras trabajan.
Ha debido salir todo a pedir de boca y, seguramente, Agosto tenía muchas culpas que pagar, porque esta mañana aquí se ha puesto a llover a más y mejor. La inocencia de las nubes ha quedado clara y han podido liberarse de su carga. No sé si habrá pruebas suficientes para mantener a Agosto en la cárcel más de 72 horas. Si encuentra un abogado de esos que defienden a los mafiosos cubanos, estamos perdidos. Saldrá enseguida y se liará a subir la temperatura como loco. De momento y a la espera de mayores pruebas inculpatorias, ya le hemos dado un toquecito de atención.
Sabe que Caine está al acecho y que no le perderá de vista.

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02 agosto 2007

Agosto, ese tormento

Este es el mes en que no posteo. Bueno, sí, posteo, pero poco y mal.
Aunque puede ser que postee mucho, dependiendo del sopor que me asalte o no me asalte.
También depende del trabajo que tenga, o que no tenga, que lo último -lo de que no tenga - no acostumbra a pasar.
Ocurre que el cerebro se me inunda con tanta ducha y remojón de cuero cabelludo, en el intento de retrasar el punto de ebullición de las neuronas, y entonces no posteo por miedo a electrocutarme con el teclado.
Alguien que conocemos, me dirá que soy una quejica; que en invierno también me quejo. Es verdad, pero no me quejo de lo mismo, así que se me puede disculpar, digo yo.
Lo malo sería que en invierno me quejara del calor y en verano del frío. Eso sí sería insufrible. Sobre todo para mí porque confirmaría lo que tanto temo; que la cabra me haya contagiado del todo.
Agosto es un mes sin R. No deben comerse caracoles ni marisco, según dicen. Tampoco en mayo, ni en junio ni en julio. No sé si la prohibición rige para los mariscos que no tengan R en su nombre: gambas por ejemplo. O langostinos, o navajas, o..., bueno, hay muchos mariscos sin R.
El que los meses no tengan R, delata como blandura ¿no?. Meses blandos, insípidos, con poca entidad. Gandules. La vagancia del buen tiempo mediterráneo. La siesta larga, las noches al fresco de la calle, las conversaciones y risas de la gente entrando a raudales por los balcones abiertos, esperar la lluvia de estrellas a las cuatro de la madrugada para pedirles miles de deseos....
¡Qué envidia me está entrando...!
Ni me acuerdo del tiempo que hace que no he logrado tener los ojos abiertos para ver ese espectáculo celestial. Agosto me ataca sin piedad y me duermo en cuanto tengo 10 minutos libres. Ya escribo ésto medio dormida. si contrais fartas de hortografía o canvio anguna letra de Sitio, no agais muncha, cuenta del caso. siempre comerto fartas si escrivo mientras duermo...
Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz....
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