23 abril 2008

Un día que me emociona

Tenemos días para todo; para el niño, para la mujer, para la madre, el padre, los amigos lejanos, los derechos humanos, los homoxesuales, los animales, la tierra...
Añadid vosotros los que haya olvidado. Sin embargo, este día del Libro, este 23 de abril, me parece el compendio de todos ellos. Un gran día en que se unen todos los demás para ponernos ante los ojos de la inteligencia, el principio del entendimiento entre las personas sin el que nada podemos conseguir.
Ese entendimiento comenzó cuando fuimos capaces de estampar un mensaje en las paredes de las cavernas y otros pudieron descifrarlo. Eran libros aquellas paredes; imágenes que impartían enseñanzas, que desataban la imaginación, que provocaban el nacimiento de historias.
Y luego llegaron los sumerios para inventarse la primera escritura que conocemos. En sus tablillas hay listas de empleados y salarios, de compras y ventas, se organizaban las cosechas y el almacenamiento y se consignaba el censo de su población. Un orden civil y religioso por escrito. Unos 1.800 años más tarde, Hammurabi, redactó su código de justicia, poniendo por escrito lo que eran las prácticas normales de la ley en Mesopotamia. Persas, chinos y griegos escribirían y leerían fervorosamente, desarrollando magníficas civilizaciones que son la base de nuestras legislaciones y de nuestra cultura toda.
Es mucho esquematizar, pero tampoco es cuestión -ni sabría - de escribir un tratado :)
Lo que nos infunden los libros, lo que nos posibilitan, es un enorme amor por la cultura, en todos sus frentes. Cultura es protección a los más débiles, comprensión de los problemas, respeto a los derechos de todos los seres vivos, deseo de compartir lo que sabemos, escuchar y hacernos oír cuando se requiera.
Todo eso y mucho más, está en los libros, de una u otra manera. No hace falta leerse el Derecho Penal para saber si estamos obrando bien o no. Generaciones de escritores nos han mostrado, de muchas formas, a qué nos debemos y qué nos pertenece. Y en todos los géneros posibles en Literatura.
Una vez, en este mismo blog, surgió una pregunta: ¿Creía yo que las personas que no leían eran incultas? La respuesta fue, porque no puede ser otra, que de ninguna manera. No es necesario leer para aprender, porque si lo fuera, aún no tendríamos ni un alfabeto. Conozco personas sabias que nunca estudiaron. Su sabiduría es la mejor, porque es la primera. A ellos recurrimos para aprender lo que los libros impresos no saben. Y es que estas personas también son libros; incunables de enorme valor, portadores de la semilla que desencadenó la auténtica revolución de la cultura; la transmisión oral que provocó, finalmente, la escritura para preservar aquellas lecturas hechas con los oídos.
Y dicho esto, os dejo con vuestros libros y con la recomendación de que no hagáis caso si alguien os dice que "los sesos se te volverán agua de tanto leer". Puedo garantizaros que eso no pasa, así que, respetuosamente, haced caso omiso y seguid leyendo.

17 abril 2008

Había una vez...

... UN CIRCO,
que alegraba siempre el corazón...
tararará, tararará, tarara rara rará...

Me parece que la letra tiene menos tarará, pero os vais a tener que conformar porque ya no me acuerdo de nada más.
Bueno, a lo que vamos; que hoy tampoco quería postear. Fijaos en la hora que es y ya me diréis si no es la de estar durmiendo y no llegando de trabajar. ¡Qué vida esta tan aperreada...!
Si necesitáis adrenalina, no os cortéis, que me sobra por toditos los poros.
Aprovecharé para deciros unas cuantas cositas que no me caben en los post "normales". Mismamente, que unos cuantos amigos se han ido sin dejar nueva dirección y he tenido que quitar sus enlaces. ¡Buena suerte, allá donde estéis, y un beso grande!
A cambio, llegan otros, o me entero ahora de que estaban aquí, y mañana o pasado, o quién sabe cuando, pondré los enlaces ahí, a la derecha según se mira la pantalla.
Y que hace mogollón de días que mi amiga Cieloazzul, me dio otro Beso-Premio y poco después, la Mujer Romana más romana de todas las que conozco, también me hizo obsequio del mismo. Muchísimas gracias a las dos y dentro de..., a ver, dejadme pensar..., en cuantito me de la vida, lo coloco, también a la derecha, que una es la mar de tradicional.
Me han regalado el disco de Plácido Domingo, ese en que canta coplas. Lo agradecí mucho porque me hacía ilusión. Al principio del "boom Plácido" fui a verle interpretar "Tosca". No vayáis a condenarme a garrote vil, pero tengo que decir que no me entusiasmó, ni muchísimo menos. Lo mismo me ha pasado con este disco. Bueno, ya me diréis, porque para eso he puesto una pieza del interfecto. La verdad, copla a copla, prefiero a Doña Concha Piquer. O a Carlos Cano.
¿Voluntarios para limpiar la jaula del canario...? Vale, vale, pos ná, que le vamos a hacer.
He aprendido a hacer mermelada de plátanos con chocolate. Rara, ¿verdad? ¡Pues está buenísima! Si veis que tardo en volver, es que estoy experimentando con las confituras, las tortillas de patatas y la leche frita, cosa, ésta última, que no como desde que era pequeña y que no tengo ni idea de como se hace. Tranquis, que me entero y sea lo que Dios quiera.
¿Qué más...?
Creo que ya está. Voy a poner la imagen del Beso-Premio concedido por duplicado y un poco de copla española. Mini óperas, en palabras de Plácido Domingo. Y, bien pensado, es una buena definición.
Portaos bien, que os sigo los pasos.
;)


¡Gracias otra vez, a las dos, queridas amigas...!

07 abril 2008

La hora de la verdad

Después de más de tres años de ocultarme y disimular, comprendo que ya no puedo seguir viviendo con este engaño sobre mi conciencia. Es hora de decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
Desde hace dos posts que estoy en un sinvivir. No duermo, no como, y tengo que recurrir al mechero si quiero encender el hornillo de la cocina porque, de la misma angustia, no me sale ni una chispa de fuego por las fauces. Me da mucho corte haberos llevado al huerto con eso de; "Soy Trenzas, y tengo un gato y un canario..." etcétera, etcétera. Disculpadme, por favor.
La verdad pura y dura, es que soy un Dragón. Bueno, una Dragona. De las de verdad; de esas verdes con escamas, garras imponentes y una cola espinosa que para qué os cuento lo molesta que es. Durante mucho tiempo me hice la ilusión de que era humana y hasta intenté haceros creer, cuando metí la garra y escribí el post sobre mis iguales, que los Dragones no existen. Ahí fue donde la lié, porque Cartaphilus me desmintió y de pronto, el peso de mi culpa se hizo insoportable. De alguna manera, el engaño ya no me servía; no me sentía cómoda llevando el flequillo de la inexistente Trenzas.
Si alguna excusa tengo, es que la vida de Dragona es dura; muy dura. Tiene algunas ventajas también, no voy a negarlo. En primer lugar, vas al supermercado y ya puede ser larga la cola de la caja que, en cuanto apareces, te dejan todo el sitio libre. Y está lo de encender los cigarros y los fogones soplando un poquito sólo; y en dos zancadas, te plantas en cualquier sitio, y también me han dicho mis parientes chinos que, si quiero, puedo hacer que llueva. Lo he intentado, pero no me sale. Debe ser porque tengo poca sangre china. Los Dragones europeos no jugamos a hacer llover. Según parece, nos dedicamos más a dejarnos matar por los Príncipes Rescatadores de Princesas y por San Jorge. Lo que no me parece justo, todo sea dicho.
Pero existen muchos inconvenientes. ¿Os podéis creer que en este país no hay ni una sola incubadora para Dragones? Ni guarderías, ni universidades. Nada de nada en materia de educación ni de sanidad. Y de las viviendas ¿qué me decís?. No puedo dar ni un paso sin que tiemble todo el bloque y los vecinos se pongan de los nervios: "¡A ver si te quitas los tacones, que hay que dormir...¡" Culpa del piso, porque tacones no llevo; ni zapatos, si apuramos un poco. Pero lo que más me duele es que, a veces, se pasan de la raya. Han llegado a llamarme foca grasienta y vaca deforme. Insultos totalmente fuera de lugar, porque los Dragones no somos mamíferos, y que solo demuestran la ignorancia de esas personas que no han visto un Dragón en condiciones en toda su vida.
Os dejo la última foto que me tomaron en las prácticas de "Fuego Draconiano". Sólo conseguí soltar un poco de humo, pero el profesor me dijo que tranquila, que donde hay humo, hay fuego, y que ya aprenderé.
Para reconciliarme con mi familia, os dejo aquí la dirección de las galerías de sus fotos. Me han dado permiso para enseñarlas porque han visto que mi arrepentimiento es sincero ¡Ay...!

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