21 septiembre 2008

Y los árboles amarillean

Sí, porque ya es Otoño. Aún no se nota demasiado a pesar de que los días se van volviendo melancólicos y algunos árboles ya lucen una parte de su melena de un bonito color amarillo. Aquí, sin moverme del balcón, puedo ver claras señales de la estación que empieza dentro de un ratito. Mirad.
.

Pero todavía....

... está en flor la Vincapervinca, o Hierba doncella, si preferís. Dicen que es buena para conservar la memoria.

Otro de los signos de Otoño, es esa lluvia dulce a última hora de la tarde que prepara las flores para esas fotos nocturnas y goteantes. Como no soy muy buena fotógrafa, mejor será advertiros que esas manchitas no son tales, sino gotas de lluvia. Paciencia, ya aprenderé también a fotografiar de noche.

Y por si todo lo anterior no es suficiente para demostrar que estamos en periodo de transición estacional, ahí tenéis a Gato, durmiendo mitad invierno y mitad verano.

O a lo mejor es que no quiere calentarse la cabeza y por eso la deja sobre el mosaico. Tengo que probar a ver...

Con este pequeño muestrario supongo habréis quedado convencidos de que YA sé llevar las fotos desde la cámara al ordenador con solo dos manos y unos cuantos ca...os, con bre intercalada. Muy estresante, pero bueno, así os he podido enseñar que los árboles superan, realmente, mi balcón y no quedo como Antoñita la Fantástica. Siento, eso sí, que no haya ningún geranio en flor.
Los ficus de la Cabra, os los enseño cuando los fotografie.
.
.

14 septiembre 2008

"Cuando el diablo no sabe que hacer...

... con el rabo mata moscas"

Y cuando Trenzas no sabe que hacer, cambia de 800x600 a 1024x768 y se le desconfiguran toditas las páginas web. Por favor, decidme que TODOS tenéis esa última configuración de pantalla, aún a riesgo de quedaros ciegos de por vida. De repente, me siento como Gulliver en el país de los Gigantes; todo es diminuto :(
Mientras llegan los obligados cambios de plantilla para que yo pueda ver lo que he escrito, os dejo una rectificación acerca de la otra cara de la Luna. En realidad no es tan insípida como dije; tiendo a exagerar cuando estoy enfadada por tener que hacer viajes imprevistos. Lo que vi fue esta bonita imagen, pero no sabría deciros si estaba en cuarto menguante o en cuarto creciente. Sí que sé que se parece muchísimo a una pintura de Sir Edward Hughes.
Espero que me disculpéis la mentirijilla, pero es que la envidia me estaba jugando una mala pasada. Y a la Cabra, ni os cuento; todo era decir que, en cuanto a atributos femeninos, la luna no tenía nada que hacer, comparada con ella. En esto, no opinaré, porque Ágata está aquí mismo y me la juego.
Por lo demás no hay novedades; la vida sigue como siempre y septiembre ya está haciendo de las suyas entre mis geranios y mis ficus, Gato sigue durmiendo como un ceporro y Canario anda soltando plumas, otra vez, como si ansiara desnudarse ante el mundo. Y eso que no le he enseñado la foto de la luna...
Mientras esto sucede, yo intento con todas mis fuerzas aprender a pasar las fotos de la máquina al ordenador y acordarme de como se pasan las del teléfono, que ya se me ha olvidado. Y ahora no me vengáis conque eso es facilísimo y que vosotros lo hacéis con una mano atada a la espalda, porque seguramente será verdad, pero me va a dar mucha rabia, oye.
Ea, que tengo que seguir adaptando mis webs a la dichosa resolución de pantalla.
Y si queréis saber quien tiene la culpa de que nos muramos y no resucitemos a nuestra vida carnal, podéis leer esto que preparé el otro día.
.
.
"Granada" Isaac Albéniz