24 abril 2009

De tórtolas y primaveras

En el post anterior os conté que dudaba de que las tórtolas fueran capaces de sacar adelante a sus polluelos por culpa de este abril descontrolado, pero me equivoqué. De repente, aparecieron dos pollos en el nido; bueno, vale, ya sé que no se hicieron grandes de la noche a la mañana, pero como no los veía, creí que la pollada se había perdido sin remedio y me puse a saltar de alegría cuando los vi en la cornisa, acicalándose las plumas o siguiendo atentamente el movimiento de la calle. Estuvieron ahí dos días y luego, desparecieron del nido. ¡Otro susto...! ¿Dónde podrían haber ido con esas rémiges tan cortitas, que apenas sirven para estabilizar el vuelo...?Y esta mañana, los padres tórtola han traído a uno de los dos pollos a comer y beber a mi balcón. Sólo a uno. No sé que habrá sido del otro. Espero que esté bien y que puedan acercarlo hasta aquí. Han llegado los tres juntos y se han aposentado alrededor del comedero; primero le han dado ellos de comer al pollo, pero luego le han instado, con bastante energía a que comiera solo, y en cuanto el pollito se ha soltado a picar en el bol de la comida y en el del agua, han levantado el vuelo y se han ido dejándolo aquí solito. Eso me ha permitido hacerle la foto, porque los padres, en cuanto me acerco a los visillos, salen a toda velocidad, pero éste, pobre, no sabe aún que hay muchas personas malas y no se ha asustado cuando me ha visto. Eso sí, el balcón no lo he abierto para no meterle el miedo en el cuerpo con el ruido. Y ahí sigue, paseándose arriba y abajo por las jardineras y tomando buchitos de comida y agua cuando le apetece.
De vez en cuando, los padres vienen a darle una miradita y hacerle unas carantoñas y se vuelven a ir. Cuando se van, aparto unos centímetros el visillo, muy lentamente, a ver si el pollito se familiariza y puede acostumbrarse a verme de cerca, sin sobresaltos.
Este acontecimiento que parece tan nimio, es lo mejor que me ha pasado en muchos meses, porque lo cierto es que, emulando a mi tocaya la reina Isabel II de Inglaterra, llevo un "annus horribilis" y no sólo por la pérdida de neuronas, que no sería mayor problema.
En fin, que a pesar de mis fatalismos, la primavera ha dado algún fruto en esta casa y que estoy contentísima por las tórtolas, que han visto premiado su desvelo y sus muchas horas de empollar.
¡Que tengáis un feliz final de Abril...!
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Os vuelvo a poner "La vida es bella", porque sí, porque lo es y porque de vez en cuando, hay un "annus mirabilis". La versión es de André Rieu.

08 abril 2009

Astenia primaveral...

... y otras cosillas. De esas que surgen en esa vida que todos tenemos fuera de aquí y que, demasiadas veces, nos dejan lo bastante cansados o faltos de humor como para dedicarnos a las cosas que, de verdad, nos gustan. Es un poco como las plagas bíblicas; cuando se acaban las langostas, empiezan los mosquitos; siguen las moscas, las ranas y las tinieblas. O las lluvias torrenciales. Eso sí; las más horribles no han pasado por estas tierras, gracias sean dadas.
El caso es que por unas u otras cosas, entre las que se encuentra esa astenia, o pereza primaveral que me ha atacado sin piedad, los días y las semanas han pasado, sin sol y sin suerte, por este blog. Hoy tampoco hace sol y tampoco me ha sonreído la fortuna de modo especial, pero la Cabra se ha puesto de un pelma que no ha quedado otra sino ponerse a escribir.
Le he prometido empezar, mañana mismo, con las vitaminas y el ginseng y también he prometido traerle muchas manzanas, porque los ficus están tan pachuchos, a fuerza de temporales, que no les quedan, apenas, hojas aprovechables para sustentarla. De hecho, creo que sus motivos para hacerme salir del marasmo, tienen una base alimenticia básica; la suya.
También he estado preocupada por las tórtolas, a las que veo poco en el nido y eso me hace pensar que no hubo suerte con la nidada; vigilan atentamente mis movimientos desde el árbol de enfrente, y en cuanto les lleno el comedero y he cerrado la puerta del balcón, se lanzan a comer como flechas, pero no las veo irse con el pico lleno como antes. Habrá que esperar a que el tiempo mejore para que se decidan a aumentar la familia.
Aunque es posible que, a este paso, se les pase la edad de procrear antes de que los hados sean propicios para tales menesteres.
Sí, lo sé; sólo llevamos 3 semanas de primavera y ya se sabe que "en Abril, aguas mil", pero a mí, que soy quejica por naturaleza, se me antojan millones de aguas y años de primavera desperdiciados miserablemente :(
Aún recuerdo los tiempos en que el Domingo de Ramos se estrenaban blusitas claras y zapatos a juego y en cuanto salías de bendecir la palma, te quitabas la chaqueta, se la dabas a tu madre y te ensuciabas, felizmente, jugando entre los árboles, que ya tenían montones de hojas y te desconchabas la piel de los zapatos frenando el columpio del parque. ¡Ay, que tiempos aquellos, cuando no tenías que pensar en el calentamiento global ni en los cambios estacionales que nos traería...!
A ver si este nuevo gobierno que acaban de regalarnos, se comporta y nos trae, no sólo un buen frenazo al paro, sino un tiempo, incluso meteorológico, más llevadero.
Os dejo hasta mañana, (o no) deseando que paséis una estupenda Semana Santa, mientras yo me quedo suplicando que regresen mis neuronas.
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