27 agosto 2006

La vida, que me aprieta.

Como cuando te compras unos zapatos que son una auténtica preciosidad, solo que un número menos, y te convences de que ya se ajustarán a tu pie con que los lleves un par de días. Y pasa lo que pasa; que acabas con ampollas en los talones y teniendo que ir descalza una semana.
Así de apretada voy por estos días de verano. Quiero, pero no puedo llegar a todo. Apretada de tiempo, de calor, de dudas, de cosas que ni se me había pasado por la cabeza que sucedieran y han sucedido. Algunas buenas, otras malas.
Y para rematar el problema, mi cabra se ha ido de vacaciones y ni me contesta al móvil, temiéndose que la haga volver para que ponga orden en mi apretujada vida.
Hay un rimero de comentarios que contestar, algunas direcciones que cambiar y muchísimas visitas bloggeras que hacer, pero no será hoy. Y mañana, ya veremos. Aunque la previsión es favorable, como es lunes, no se sabe lo que traerá.
Como tantas veces durante estos últimos meses, solo deciros que no me he ido, que estoy más o menos viva y que contestaré a vuestros comentarios del post anterior tan pronto como logre tirar bien lejos estos malditos zapatos. O su equivalente.

16 agosto 2006

Cogito ergo sum

Lo traduciré, con permiso de Descartes, por este otro enunciado: "llueve, luego soy"
Sí, amigos. Llueve con intensidad variable desde hace tres días y esta circunstancia despierta en mí el sentido filosófico de la vida.
Después de esta refrescante media semana, estoy convencida de que la existencia en la tierra, para los seres vivos, es mucho más que nacer, crecer, multiplicarse (o no) y morir. También está "llover". Lo que pasa es que no estoy segura de donde colocar la circunstancia. No sé si queda mejor entre nacer y crecer o entre multiplicarse (o no) y morir.
Otra fórmula, la más popular del famoso pensamiento, es "pienso, luego existo" pero esta variante no la he considerado porque sin lluvia refrescante, yo no puedo pensar. Y como según eso, si no pienso no existo, debo estar muerta cuando no llueve. Lo que no puede ser cierto porque me siguen pagando el sueldo, horas extras incluidas y mi jefe no es tan generoso como para pagarle a alguien que no acude al trabajo.
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Y tres días después...
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Ya no llueve y Descartes ha desaparecido de mi mente. Ya no "ergo sum" y mucho menos "cogito" He vuelto al limbo al mismo tiempo que ha vuelto el calor. No obstante, metida en esto del "no ser" y el "no pensar" que es cuando me da por ponerme a revolver cajones virtuales he encontrado este tango que, supongo, ya suena en vuestro ordenador y que se titula "Trenzas"
Esto de no pensar ni ser, es lo que tiene; que le da a una por el autobombo y la autoadulación.
Otrosí: prometo contestar a vuestros comentarios del post anterior en cuanto vuelva del trabajo esta noche.
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02 agosto 2006

El factor "cabra"

El factor "cabra" aún no ha recibido la atención que merece en el contexto de la salud mental. No se le está dando un tratamiento serio ya que muchos psiquiatras y psicólogos, infravaloran su importancia y aún mantienen la tesis de que es un trastorno pasajero que se resuelve por sí mismo con la asunción de responsabilidades por aquellos que lo padecen. Es decir; creen que cuando una persona afectada por el síndrome, toma las riendas de su vida y tiene que trabajar, pagar el piso, la luz, el teléfono y la televisión por cable, el síndrome y sus consecuencias desaparecen por sí solos. La "cabra" se esfuma, ahogada en el cúmulo de preocupaciones.
Pero es justamente lo contrario. El factor "cabra" se agrava cuanto mayor es el estrés porque lo que, hasta ese momento, era una especie de "divertimento" prescindible, ya que ahí estaban los papás y las mamás que se encargaban de todo, se convierte en una necesidad patológica para evadirse de los problemas y las responsabilidades. O, cuando menos, para aliviarlas un poco "tirando pal monte"* como las cabras.
(*"Tirar pal monte", es una forma de decir que se huye del núcleo de la cuestión, como las cabras se escapan del rebaño en cuanto pueden. En cualquier caso, mejor si miráis un diccionario de frases hechas)
Quizá la dejadez manifiesta de la clase médica respecto a este síndrome, tenga su origen en que hay más de un factor "cabra" Con los mismos síntomas se han documentado factores "barbie" en mujeres de más de 50 años y factores "kent" en hombres de la misma edad. Y otro importante que suele manifestarse sobre los 30 años es el factor "¡qué passsssaaaa colegui..."
Naturalmente, sabemos que son factores del tipo "cabra" porque todos apuntan a lo mismo. Dejar de lado las responsabilidades adquiridas con el imparable paso del tiempo, para volver a una especie de limbo infantil en que nos sentíamos felices porque todo el mundo nos reía las gracias y encima nos compraban un helado.
Insisto en que éste es un problema que hay que atajar y, a pesar de que mi cabra, Ágata, se ha puesto como una fiera y amenaza con abandonarme, pienso mandar estas letras a la primera revista científica que las valore como merecen.
Aceptaré informaciones de interés sobre cualquier factor que hayáis observado y os mencionaré en mi informe, aunque si me dan un premio en metálico, no lo compartiré para compensar el desgaste mental y de teclado que he soportado mientras lo escribía.
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"Matrix" Por si el sistema binario puede ayudar a encontrar soluciones. 3.08 megas