06 enero 2005

Perder, perderse...

Esto es para ti, Miguel, amigo.
Mi pérdida no es como la tuya. Mi padre murió hace ya dos años y aún todos los días hay lágrimas por él. Y las seguirá habiendo durante mucho, mucho tiempo. Y esta sí es una ausencia irreparable. No digo que otras, no tan drásticas puedan tener mejor destino, pero se puede encontrar otra esposa, otro novio, otros amigos. Otro padre o madre o hermano, nunca.
Aunque el duelo es el mismo en ambas situaciones porque nos separa de lo que amamos. Lo perdemos y nos perdemos. Después del primer impacto de dolor, de rabia y de impotencia, llegan las preguntas. "¿Y que hago ahora? Como voy a seguir viviendo con este vacío? Seré capaz de superarlo?" Y tantas otras que no hace falta que te cuente. Las sabes y siguen ahí, doliendo mucho.
Perder es una palabra terrible a la que no tenemos más remedio que hacer frente. Nos va a suceder repetidamente a lo largo de nuestra vida.
Perderse en un mar de sentimientos complejos que van del amor al odio y de la esperanza al desencanto en una rueda inacabable, nos sucederá también pero acabaremos encontrando la salida. Un día, de pronto, notaremos que ya no rodamos tan rápido y tendremos un poco de paz para reflexionar.
Cuando sucederá es algo que no te puedo decir. Todos tenemos nuestro propio ritmo vital y unas diferentes capacidades para recuperarnos de los golpes, pero sucede. Y eso no resta nada a lo dicho en el post al que te contesto, porque lo nuevo es compatible con lo anterior y aunque nada borre nuestro sentimiento porque hemos perdido el ayer, tampoco se nos impide amar el mañana.
Es hora de empezar a ganarle el juego a lo perdido. Saca algún as de la manga de tu fortaleza y no te importe hacer trampa. ¡Gana...!

2 comentarios:

Ismael de Andrea dijo...

Trencitas!!
No puedo hacer un comentarios a tu escrito presente, pero sí al que hiciste en el mio. Gracias por el tiempo de ir a visitarme... Y como quieras, te voy a estar esperando.

Gaddira dijo...

Pasé por aquí silenciosa... como otras veces, y me sorprendió este post. Me gustó leerlo, tal vez porque las palabras eran compartidas, y me vi detrás de ellas, repitiéndolas una y otra vez, tendiendo la mano y esperando una reacción que nos aportara sonrisas.
No sé siquiera si debí contestar tu relato, probablemente no... pero ojalá tus palabras le den alas para aprender a volar de nuevo. Un besito