Se acaba el primer día del año. Se nos escurrió entre los dedos porque es un número muy delgadito y casi no hay forma de sujetarlo. No es como el 2, que tiene ese ganchito tan mono o como el 8, con esa cintura tan marcada.
El 1 de Enero siempre se va como si no hubiera llegado. Casi sin tiempo para decirle "hola !" o "que te trae por aquí?"
Nada. Llega en silencio y cansado y se va de igual modo. Tal vez un poco más ojeroso, con algo de dolor de estómago y pensando que no le hemos hecho ningún caso. Y tiene razón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario