18 diciembre 2007

Restaurando el sistema

No es que diga que quiero convertirme en un ordenador. Son unos armatostes bastante feos y tienen una cabeza "pensante" más cuadrada que la mía, lo cual ya es decir cuadradísima, pero reconozco que poseen algunas ventajas nada desdeñables. Por ejemplo; la restauración de su sistema a un estado anterior en que funcionaban mejor y, seguramente, eran más felices.
Naciendo con una utilidad así, uno podría librarse de la mayoría de situaciones engorrosas que, sin servir para nada, mantienen al cerebro encerrado en tantos laberintos que cuando crees haber encontrado una puerta de salida, resulta ser sólo la entrada a otro más enojoso.
Me imagino el alivio que sentirán mis ordenadores cuando les libro de los pesos muertos que, casi siempre contra mi voluntad, les he ido introduciendo en los chips; que si una cookie por aquí, que si un dll por allá, que si un antivirus que les viene tan estrecho que no pueden ni moverse...
¿Vosotros, qué hacéis cuando queréis restaurar vuestro sistema personal? ¿Sobre que botón o icono de vuestros pensamientos hacéis clic con el ratón?
No hace falta que contestéis. Ya sé que es personal y no hay que entrometerse. Yo tampoco os lo cuento, pero estoy en ello.
*
Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas.
Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
Que el fin del mundo te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana.
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
Que las verdades no tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.
Que no se ocupe de tí el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.
Que el corazón no se pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.

27 noviembre 2007

Teoría de la Conspiración

Es buena idea tener una teoría así cuando las cosas no salen como quieres porque siempre podemos parapetarnos detrás. No hay duda de que el mundo en general y nuestras circunstancias en particular, conspiran para no dejarnos hacer lo que queremos, en el momento en que queremos. Y es que, yo quiero y yo puedo, aún no son sinónimos.
He estado sometida a conspiraciones varias en este tiempo, casi un mes, de ausencia. Conspiraciones de recuerdos tristes, de desánimos, de cosas inconclusas que me saltaban a las manos exigiendo que las acabara de una vez; un bordado con tres puntadas pendientes, unos discos que copiar y devolver, el capítulo de un libro que urgía entender, ficus que podar, papeles que ordenar, vida fuera de aquí, impacientándose...
Y un poco de frío en el alma y alguna que otra explosión de rabia. Es decir, la vida en crudo y en directo, conspirando insidiosa; escondiendo las letras del teclado y oscureciendo el monitor.
Querría haber estado aquí este noviembre; todo él, porque el día 19 cumplí mis tres años de bloggera. No pude encontrar un resquicio en mi propia conspiración vital y no estuve para celebrarlo.
Sin embargo, no celebrar, no significa dejar de agradecer. Os doy las gracias a todos por vuestra compañia en este ya largo viaje, por vuestros pensamientos, por vuestras ideas y por las palabras que ponéis a mi alcance, aquí y en vuestros espacios; por lo que he aprendido y sigo aprendiendo de vosotros, y por todas esas manos tendidas que no saben de distancias ni conocen fronteras.


Espero y deseo encontraros aquí otros muchos años.
¡Gracias por todo, y a todos..!

28 octubre 2007

El té de las cinco

El sol sale hasta en los días más nublados. Y la vida es una tómbola, tómbola. Y nada es verdad ni es mentira..., etcétera. Y si quieres ser feliz, como me dices, no analices, muchacho, no analices. O muchacha.
Esas pocas frases, que ya sé que no son muy originales, representan grosso modo las conclusiones a que hemos llegado la Cabra y yo, después del té de las cinco; con pastas para mí y hojas de ficus para ella. Hacía tiempo que no teníamos una charla en condiciones y nos ha venido bien. Estábamos perdiendo el equilibrio y si eso es malo para mí, para ella es fatal. ¿Qué es una cabra sin equilibrio? Nada. Muy crudo para encontrar trabajo, caso que decidiera dejar de asesorarme y darse un garbeo por el mundo con un gitanillo y una escalera. Que no creo, la verdad. Lo suyo es meditar y dejar calvo al ficus que, por suerte, todavía no habla.
Hemos acabado la tarde sentadas en el sofá limándonos las uñas y algunas asperezas de otra índole, sin enfadarnos por las verdades que nos hemos dicho. Ella, que no sabe a qué carta quedarse conmigo; yo, que ya lo sé, que me disculpe, por favor. Ella, que vale, que me perdona y me da un lametón en la hoja de ficus que he cogido sin querer; yo, que le dejo comerse la hoja en cuestión y le recuerdo que sólo tengo tres ficus y un retoño muy majo, que se modere un poco. Ella, que se pone a hacer pucheros y que soy una egoista; yo, que voy a por una caja de kleenex y le digo "ya, ya, tranquila, no pasa nada..." Total, que hemos acabado los pañuelos a base de lágrimas, protestas de cariño y propósitos de enmienda. Yo quería comerme un kleenex, más que nada por solidaridad, pero me ha dicho que ya empezaba otra vez a pisarle el terreno y he desistido.
Ahora nos encontramos mucho mejor. No hay nada como aclarar las cosas pendientes, ordenar los armarios mentales y tomar algunas decisiones.
Queda una cuestión por aclarar en la que no he querido insistir; cuando le he preguntado si creía que yo estaba bien de la cabeza, ha respondido: "Ni sí, ni no, sino todo lo contrario".
Y ahora no sé si voy a poder dormir. Estoy muy confusa.

22 octubre 2007

Pensamientos en flor

El viernes pasado estuve un buen rato de la mañana en un vivero. Mi hermano quería ver unos arbolitos y pasó a recogerme. Sabe que me encanta ir a lugares donde el horizonte no contenga, de modo exclusivo, bloques y más bloques de pisos. Vimos muchísimas flores, cosa nada extraordinaria en un vivero y me traje media docena de macetas de pensamientos. Una de ellas, exactamente igual a esta foto.
Los pensamientos son frágiles; tallos delgados, hojas delicadas y pétalos casi transparentes. Cuando están más bonitos es al amanecer. Se elevan, por decirlo de alguna manera. Y luego, despacio, van inclinando las corolas hacia el suelo. Como si fueran vergonzosos y se escondieran del pleno día. No sé si lo saben, pero a la mañana siguiente ya no lograrán abrirse del todo y morirán. Entonces se cortan las flores marchitas, siempre con las manos (las tijeras traumatizan mucho a las plantas no arbustivas) y se deja espacio a la nueva floración.
No sé muy bien por qué os cuento ésto. Me he despertado pronto, con la cabeza llena de pensamientos que no eran, precisamente, de la familia de los vegetales, ni tampoco tan bonitos. Pensamientos de esos que pesan tanto que, ni siquiera al amanecer, levantan la cabeza del suelo.
Y de pensamiento a pensamiento, en esa forma caótica en que trabaja mi cerebro, me he encontrado, de pronto, poniendo en paralelo unos y otros. Filosofía barata, se llama esta figura.
O reduccionismo; o simplificación; o tontería. O necesidad de comprender, de justificar, de encontrar razones donde no hay nada más que simple cumplimiento de las leyes naturales.
Lo cierto es que soy dueña de mis pensamientos vegetales; he pagado por ellos y puedo decidir que flor corto, y como, y cuando. Pero sobre los otros, los que nacen en mí y de mí, no tengo ningún poder. Y no me parece justo.

16 octubre 2007

Hasta luego, Gato Mayor

En el tiempo en que Gato Mayor vino a vivir a casa yo tenía un par de preciosos galgos Whippet y todos los días salíamos a pasear dos o tres veces, según el tiempo libre de que dispusiera. Pasábamos por una placita de esas que hay en toda ciudad, medio abandonadas; ésta, en concreto, era solo un terraplén descuidado, con unos cuantos árboles, mucha maleza y media docena de buenas salidas a otros espacios igualmente descuidados. Un lugar ideal para que proliferaran las ratas y los gatos callejeros. También un lugar perfecto para que todo aquel que deseara abandonar un gato, lo hiciera impunemente. Además, muchas personas, amantes de los gatos, llevaban comida y agua a diario, así que si eras un felino decidido podías vivir más o menos bien; hasta que te atropellara un coche o algún gamberro decidiera que ya habías vivido bastante y pusiera veneno en el agua o la comida.
Gato Mayor, debió llegar a la placita a la fuerza. Él no había nacido en la calle pero alguien se cansó de tenerlo en casa. La primera vez que nos vimos fue cuando salió de entre unas matas y se lanzó a jugar con mis perros, como si los conociera de toda la vida. Mis galgos, que eran unos auténticos santos, soportaron estoicamente los saltos del gato ante sus narices, los zarpazos, sin uñas, a sus cuartos traseros y las carreras entre sus patas. Si ves algo así en un gato callejero, ya sabes que no es tal. Que se ha criado en familia y con otros animales y que si ahora no tiene un techo sobre su cabeza es por mala voluntad de algún "humano".
Yo no quería gatos en el piso. Temía que los galgos se cansaran de aguantarlo y acabáramos mal. Pero Gato Mayor era un pesado. Cada vez que salíamos estaba esperando a la puerta de casa. Nos acompañaba todo el paseo y al regreso lo dejábamos otra vez en la puerta de la calle maullando bajito, como si llorara.
De mis dos galgos, Erick, el más cariñoso, ya esperaba encontrarle para jugar cuando salíamos y Argos lo toleraba sin problemas, así que un día ya no pude aguantar más sus lastimeros maullidos y hablé seriamente con Gato Mayor: "Escucha-le dije - si cuando lleguemos al portal, entras detrás de nosotros, te metes en el ascensor y luego en casa sin armar jaleo, te dejaré quedarte". Me entendió, sin duda, porque hizo exactamente eso. Y cuando entró en casa, se fue derecho donde estaba el agua y la comida de los perros y bebió y comió como si toda su vida hubiera vivido aquí. Y se ha quedado conmigo mucho más tiempo que mis galgos, que me dejaron hace unos cuantos años, con pocos meses de diferencia.
Ahora él también se ha ido. Ya estará jugando con Erick y Argos, dondequiera que jueguen los animales que han sido amigos y se encuentran de nuevo.
Gato Mayor no era de los que se dejan coger, ni cepillar, ni cortar las uñas; no permitía que nadie le acariciara si no le apetecían caricias y se puso muy celoso cuando me traje a Gato Menor de la misma placita que me lo traje a él, pero cuando yo iba al piso contiguo, donde vivían mis padres, saltaba por los balcones para llegar a mi lado, esperaba mi regreso sin moverse del recibidor durante horas y me recriminó largamente aquella vez que me operaron y tuve que estar quince días fuera de casa. Creo que tenía miedo de que yo también le abandonara. Y ha sido al revés, aunque no puedo reprocharle que lo haya hecho. Sé que él no quería, pero había llegado el momento y nada pudimos hacer para evitarlo.
Ahora Gato Menor le busca por la casa en vano y yo sigo diciendo "Adiós, gatos; hola, gatos", en plural, cuando salgo o cuando vuelvo.

08 octubre 2007

Historia para no dormir

Quince días me ha tenido Telefónica sin conexión. Y no solo sin conexión a la red y sin TV por cable, sino sin poder llamar por el teléfono fijo. He pasado horas colgada del móvil reclamando la reparación; he llamado a todos los teléfonos de atención al cliente, 1002, 1004, 902357000, y hasta he cursado faxes y burofaxes a las oficinas centrales en Madrid, sin lograr que nadie me diera, no ya una explicación, sino una razón para que no se solucionara la avería. No lo he conseguido. Ya me temía que Telefónica hubiera quebrado económicamente y todos sus empleados técnicos estuvieran despedidos, pero no. Esta mañana, por fin, he conseguido hablar con una persona que ha tenido a bien enviarme un técnico que ha tardado menos de quince minutos (15) en solucionar la avería. A minuto por día de impotencia y conversaciones con el "ente" telefónico. Naturalmente, ya tengo cita con la oficina de Atención al Consumidor (para el día 24, nada menos: celeridad total también.., ¡país...!) porque, independientemente de reclamar la parte proporcional de la factura no consumida, quiero una explicación del retraso en la reparación. Y como puedo demostrar de modo fehaciente que es cierto lo que reclamo, espero obtenerla.
Bueno, la verdad es que no lo espero demasiado :) Pero voy a intentarlo porque estoy más que harta de ineptitud y prepotencia. Y si nunca lo consigo, al menos me habré explayado a gusto.
Bueno, ya.
Después de agradecer todos vuestros comentarios y deseos de mejoría de mi bracito, deciros que va mejor, que estoy yendo a rehabilitación y espero volver al trabajo pronto porque la impaciencia me está matando y estoy cansada de tanta inactividad física. Lo he compensado, eso sí, leyendo mucho y ordenando mis discos duros externos. No, el cerebro no cuenta como disco duro externo; sigue lo mismo.
Sirva este post sólo como señal de vida y explicación de mi forzada ausencia, porque ahora lo que me apetece de veras es contestar los correos pendientes e ir a visitaros a vuestros blogs.
Estoy deseando leer y comentar lo que me he perdido en estos quince días de desconexión.
Un abrazo cariñoso a todos, queridos amigos.

14 septiembre 2007

Plegarias atendidas...

... pero no como las deseaba. Para tener tiempo libre, he tenido que caerme cuan larga soy (o sea, poco), y hacerme una preciosa luxación en el brazo con el que como, lo que me crea auténticos problemas de nutrición. Exagero, sí. No preocuparse que incluso he engordado un kilo (por la zona donde acaba la espalda), de tanto estar sentada viendo televisión a todo trapo.
Bueno, pues eso: que me ha dolido y aún me duele el brazo, pero sobreviviré.
Y ahora quiero agradecer, y pedir disculpas también, a mi amiga Cieloazzul, por haber puesto el Beso-Premio, antes de poder decirle lo mucho que me conmovió que me lo diera. Lo subí con la intención de escribir el post a continuación, pero un suelo mojado se interpuso entre el teclado y yo. ¡Muchas gracias, Cielitoazzul...!
Recordé con éste Beso-Premio, que desde hace años, tengo enlaces solidarios en mi web de Hadas, y hay dos a los que voy cada día a hacerles "click" con el cursor. Hoy los dejo también aquí, arriba, en los enlaces, para que vosotros hagáis lo mismo, cuando haya un minuto sobrante en vuestro tiempo. Ya veréis de que se trata. En los alrededores de la Navidad, algunas entidades suelen hacer alguna cosa parecida. Si me entero, añadiré los que aparezcan.
A veces, las cosas no son nada difíciles ni se nos llevan media vida en su realización. Una palabra a tiempo, una pequeña acción de dos minutos, un momento para escuchar o leer a un amigo, o a un desconocido, es todo lo que necesita una persona para superar un mal momento. O para ayudar a superarlo. Leí en el blog de Sahndrah un post que hablaba de esto mismo. Y sabemos que un amigo está ahí, cuando se acuerda de algo que hemos dicho, quizá hace muchos meses, y nos hace un regalo, como ha hecho Vert! recordando algo que me hacía mucha ilusión. ¡Gracias, Vertito...! No he podido ir aún por el brazo pocho, pero hoy está mejor y voy a ver ese Monte.
Y por ese mismo brazo pocho, no alargo el post. Quiero que me deje visitar a unos cuantos amigos, antes de que empiece a cansarse y se ponga a doler.
¡Que dura es la vida...! Aunque no tanto como el suelo, ahora que lo pienso...
:)

08 septiembre 2007

Regreso en la madrugada

Soñaba que escribía un post. Y lo soñaba tan intensamente que me he despertado :)
Es que os echo mucho de menos y sé que no me voy a dormir hasta que os escriba un ratito. Antes de nada, disculpad por no haber contestado a cada uno en particular como siempre hago; el tiempo no me lo permite. Y no el tiempo climatológico, ya me entendéis.
Os doy las gracias por ser tan buenos amigos y no tenérmelo en cuenta: ¡Gracias, gracias...!
De vez en cuando, paso una temporada así, con mucho trabajo, muy agotadora, porque mientras le pido al cuerpo adrenalina extra con la mano derecha, con la izquierda le exijo serenidad. Y son dos conceptos que se llevan a matar. Luego resulta que me caigo de sueño, pero no puedo dormir. Y lo que hago, cuando me queda un ratillo libre, es enfadarme por no poder desconectar.
A veces fantaseo con la idea de que soy otra Mary Shelley y me saco de la manga un Doctor Frankenstein capaz de crear un ser mucho más sofisticado que el que creó. Alguien con varias cabezas intercambiables. Digamos que cuando una cabeza estuviera muy agobiada, pudiera desenroscarla, guardarla en el armario y atornillarse otra de refresco; libre de tensiones y pensamientos negativos. Hasta se podría tener una cabeza para cada trabajo en concreto y así se estaría seguro de hacer en cada momento lo mejor para esa tarea específica, sin miedo a que interfirieran situaciones de otra. ¿Os podéis imaginar que adelanto? También se podría disponer de una cabeza para venir a postear, siempre llena de cosas agradables y originales que contar a los amigos, en vez de andar quejándose de sueño y del poco tiempo que queda libre. Sería imprescindible una cabeza para dormir. Y ya que estamos en ello, me gustaría otra para que mi gato la usara de almohada en vez de la que siempre llevo puesta, que me tiene frita ronroneándome en la oreja toda la noche.
Bueno, queda abierta la convocatoria para el proyecto de cabezas intercambiables. Si se os ocurre cualquier invento aceptable no dejéis de patentarlo; ni de mencionar de quién fue la idea, a ver si cae algún royalty por ahí y nos hacemos millonarios.

06 septiembre 2007

Luciano...



*

Una Furtiva Lágrima, de la ópera L´Elixir d´Amore, de Gaetano Donizetti.

Para este extraordinario artista, lágrimas nada furtivas.

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Lamento estar tan desaparecida; vuelvo mañana, espero, pero hoy tenía que decirle a Luciano Pavarotti que le echaré de menos.
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30 agosto 2007

¡Buenos días, buenos días...!

Esta madrugada me ha despertado el viento. Bueno, no exactamente. Me ha despertado el movimiento de las ramas y hojas de los árboles al ser movidas por el viento. Ya os he contado unas 1.800 veces, más o menos, que vivo en un segundo (y último) piso y que los árboles de la calle llegan hasta mis balcones y ventanas, cuando no los sobrepasan, como es el caso ahora mismo. Uno de ellos rebasa casi dos metros el balcón de este cuarto desde donde os escribo. Nunca me acuerdo de preguntar a los jardineros municipales de que especie son. Tienen multitud de pequeñas ramas flexibles que ondean como banderitas al menor soplo de aire y si aumenta el movimiento, el roce de unas con otras te hace creer que estás en medio del bosque cuando se prepara una tormenta.
Y aunque las tormentas no son mi debilidad precisamente, los prolegómenos me gustan. Cielos encapotados, rachas de aire fuerte, hojas que se desprenden y vuelan antes de llegar al suelo y ramas que se inclinan como para darte los buenos días en japonés: "Buenos días, buenos días, ¿qué tal has dolmido...? Nosotlas bien , glacias. Nos hemos acoldado mucho de ti y te tlaemos un poco de tiempo levuelto, SIN CALOL, pala que te lecupeles. Disculpa pol habelte despeltado a las 4 de la madlugada". Y yo: "¡Ah, no importa, no importa...! Prefiero despertar pronto que no poder dormir en absoluto. Es un placer encontraros tan contentas y refrescantes. ¡Muchas gracias..!" Y después de unas cuantas reverencias más, nos hemos separado. Tenía que prepararme para ir a trabajar, pero me hubiera gustado quedarme un rato más de conversación con ellas.
Esto me recuerda que ya casi es septiembre; ese mes que pone a la gente melancólica y atacada por el síndrome "se acabaron las vacaciones y llega el momento de apretarse el cinturón", tan conocido entre los que regresan de playitas y cruceros varios. A los que os sintáis así, "sindrómicos" perdidos, os recuerdo que, en cuanto pase octubre, ya os podéis poner a pensar en las vacaciones de Navidad y os animaréis mucho.
Y ahora, con vuestro permiso, voy a trabajar un poco más y a aprovechar el vientecillo. Ahora mismo, se cuela entre las rendijas de las persianas y casi juraría que me está llamando bajito: "Trenzaaasssss, Trenzaaaasssss, Treeeeennnnzasssssss...."

23 agosto 2007

Fabulosamente rica

No, mucho dinero no tengo, no os voy a engañar. Pero la riqueza no está solo en el dinero. Están los inmuebles y las carteras de acciones; lo sé, lo sé. No, de eso tampoco tengo. Si alguno pensaba pedirme en matrimonio para vivir de las rentas, ya puede empezar a buscar en otro lado.
En lo que soy fabulosamente rica es en amigos inteligentes. Y esa riqueza no es baladí. Ahí, en los enlaces de la derecha, podéis encontrarlos. Escritores, poetas, fotógrafos, dibujantes, profesores... Personas con mucho talento.
No están todos los que conozco, pero sí todos los que sé que tienen blog. Y aún falta añadir alguno que acabo de descubrir y no me ha dado tiempo a enlazar.
Siempre es una buena ocasión para hablar de ellos y de lo que hacen. De cómo su trabajo fructifica y se resuelve en publicaciones, ganan concursos, se aplican a concluir una obra y lo hacen poniendo toda su ilusión y su esfuerzo.
Estos días, mi amiga Serena, que está en Amigos Invisibles porque no actualiza su blog, (aunque la veo a diario y siempre me dice que sí, que lo hará), ha ganado un Concurso de Relatos de Literatura Fantástica; la primera novela que publicó Escriptorum54, que os recomiendo, nos la pone al alcance, desde el blog de Liter-a-tres; Imagine Photographers, regresan de Francia, después de presentar allí Exposiciones de sus trabajos y, lo último de lo que tengo noticia, es el libro que publican al alimón Juan García (jggweb) y José Fábrega (Osselin)
No puedo dejar de felicitar a todos ellos que ya lo han conseguido, y más de una vez. Sueño realizado, ilusión cumplida, reconocimiento otorgado. ¡Felicitaciones y besos a todos...!
Diréis que soy tonta, pero miro vuestros nombres, los de todos, en los enlaces y me emociono. Pienso en vosotros cuando veo una buena foto, leo una novela, oigo a un profesor hablando de su trabajo o escucho una bonita música. Pienso: "esto le gustaría a..., él/ella sabría explicarme que..., me llevaría la contraria en esto..." Vais a ser la causa de que, por tener el pensamiento en otra parte, me atropelle la carretilla del repartidor que siempre pulula por esta calle. Pienso pasaros la factura de la clínica si eso sucede, conste.
A menos que me acepten pagarés con cargo a mi riqueza en amigos fabulosos.
Sé que hay mucha gente con talento en el mundo que nunca conoceré ni siquiera a través de este medio. Quizás sepa de su obra, los admiraré, me quedaré boquiabierta ante sus logros y dejarán una huella en mi mente. Pero éstos, no me servirán nunca un cafe con leche en copa, ni podré decirles cuánto me alegro de que hayan tenido un hijo o hayan dibujado un rinoceronte; no podre conmoverme con Ulisolecito, ni podré traerme de sus blogs, una piruleta, galletitas o manzanas para la cabra. Tampoco sabré si sus hijas se llaman Adda, o si alguien los llamó alguna vez Siderata. No sabré por ellos la temperatura de México ni si su hijo Diego empieza el cole, si vuelven o se quedan de vacaciones, si tienen que examinarse a pesar del insomnio, si están tumbados a la bartola, si conviven con simpáticos esquimales, prefieren la moda de los tuaregs, se pierden en caminos de vallas blancas, se patean mil kilómetros buscando sillones o viajan por los canales de Francia en "Blauet".
Por eso y más cosas que no caben aquí, me siento multimillonaria. Os prometo acordarme siempre de vosotros y dejaros un buen legado cuando haga testamento. ¿Alguien quiere la cabra ya...?
*

16 agosto 2007

No puedo dormir

Y no sé quién demonios podría a 29 grados. Si no fuera por las faringitis tendría un aire acondicionado lo bastante potente para congelar un submarino. ¡Cachis ya...! ¡Con el sueño que tengo y lo cansadísima que estoy...!
Los dedos se me quedan pegados a las teclas de la humedad que hay. Hoy me electrocuto; seguro.
Ni siquiera han funcionado las armas secretas que tengo para estas emergencias. Nada muy peligroso, pero efectivo. Se trata de unas enormes sábanas de lino auténtico, de ese que ya no se encuentra. Tienen unos 175 años, más o menos. Formaban parte del ajuar de mi tatarabuela y parece que entonces se usaban unas camas kilométricas porque si las doblas por el centro, tienes sábana y colcha, todo en uno. Poseen un maravilloso tacto y resultan ser muy frescas, a pesar de que lo grueso del tejido puede dar la impresión contraria.
Mi tatarabuela era francesa. Por alguna razón, mi tatarabuelo paterno, que era de Gerona, fue a Francia, y conoció a la joven que después sería su esposa. Él tuvo que volver a Cataluña y ella, hija de familia acomodada, vino algo después atravesando los Pirineos con una reata de mulas cargando sus pertenencias y una partida de hombres armados, contratados para que la acompañaran. En aquel tiempo parece ser que había muchos bandidos en las montañas y asaltaban las reatas de ganado y a las gentes obligadas a hacer esos trayectos. Según me contaron, el ajuar que trajo mi tatarabuela, era bastante impresionante en calidad y cantidad. Muchos cofres llenos de ropa blanca bordada a mano, cortinajes de terciopelo, colchas, tapetes, piezas enteras de tela fina, adecuada para camisitas de bebés, sedas, muselinas, batistas y muchos, muchísimos vestidos y enaguas y pares y pares de botines. Luego estaban los serones llenos hasta los topes de vajillas de porcelana inglesa y francesa. Y abanicos, mantones, velos, mantillas y encajes. Decía mi abuela que fue un acontecimiento en Gerona ver llegar aquella caravana. Me gustaría averigüarlo, saber un poco más de mi tatarabuela. Sé que murió joven; tuvo un hijo, quedó enferma tras ese único parto y no vivió mucho más. Mi tatarabuelo no volvió a casarse y mi bisabuelo creció con su padre y sus abuelos paternos. Cuando se casó, el ajuar de su madre fue para él y su esposa. Tuvieron un solo hijo; mi abuelo. Y aún quedaba ajuar y ajuar cuando él también se casó. Supongo que muchas cosas no salieron nunca de los armarios hasta que llegó la guerra y destrozó la casa familiar. Pero lograron salvar suficiente ropa y enseres, imagino que llevándolas fuera de la capital. Y así, de generación en generación, han llegado hasta mí algunas, pocas, cosas de aquella joven francesa.
Tengo 4 sábanas, dos abanicos pintados a mano, uno de papel con varillas de nácar, otro de tela con varillas de carey, 6 tazas con sus platitos de porcelana inglesa, una mantilla de encaje, y algunas otras menudencias, como unas tijeritas plegables, un alfiletero...
Normalmente veo esas cosas y no les presto mayor atención, pero de vez en cuando, me da por pensar en la historia de mi familia y en cuánto me gustaría saber mucho más de ella. Fuimos una vez con mi abuelo a intentar seguir la pista hasta donde se pudiera, pero con la guerra, muchos archivos se quemaron en las iglesias y otros edificios oficiales. Vimos, eso sí, la calle donde mi abuelo había nacido y el lugar aproximado en que había estado su casa. No recordaba el nombre de la localidad de donde procedía su abuela francesa, o quizás nunca lo supo, así que esa pista también se ha perdido.
Otro día que no pueda dormir, os cuento la historia de mi tatarabuela materna, que también la tiene, aunque no vino de allende los Pirineos.
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*

07 agosto 2007

Y llovió...

Tal y como me había prometido mi amigo Horacio (Hache para los íntimos). Sí, sí que le conocéis. Es el teniente Horacio Caine, del CSI de Miami; según vas a los USA, ahí mismo, enfrente de Cuba.
Es que ya estaba tan desesperada que no sabía a quien recurrir y se me ocurrió consultarle. Fue muy atento conmigo. Se quitó las gafas y todo, y eso sólo lo hace cuando se interesa mucho en algún asunto. Me miró intensamente y me hizo unas cuantas preguntas, no sin antes advertirme que a él, sólo le interesaban las pruebas. O sea; que yo ya podía cantar misa si quería, pero que si no le daba pruebas no garantizaba nada; que las palabras se las comian los cocodrilos de los Everglades, creo que dijo. Luego se planto así, como en escorzo (ni de frente ni de lado) se caló las gafas bajando un poco la cabeza para que yo viera que no estaba calvo ni nada, y luego recuperó la vertical, al tiempo que se ponía las manos en la cintura. Ahí ya me di cuenta que iba en serio y que haría todo lo posible por meter a Agosto entre rejas y liberar a la lluvia de su encierro en las nubes. Me llevó hasta un banco de piedra que tienen enfrente del edificio y que lo usan para hablar con las personas afectadas. Es mucho más íntimo que los que hay dentro, en el pasillo, que siempre está lleno de gente llevando pruebas de un laboratorio a otro. Y mucho más seguro, porque ya no sé cuántas veces les ha explotado el dichoso edificio. Total, que allí fue donde le expuse el problema y le presenté todas las pruebas que tenía en ese momento. Me escuchó con la atención que pone en todo, que parece que te esté leyendo el cerebro y no te atreves ni a pensar por si acaso se te cuela algun pensamiento impropio. Él se daría cuenta en el acto y ¡adiós a la investigación..!
Me creyó, porque me dijo: "Trenzas, óyeme bien. Te prometo que voy a meter a ese mes asesino en la cárcel. ¿Me oyes?" Le dije que sí, que le oía; no sé cómo no iba a oírle si me lo estaba diciendo al oído. Lloré un poquito, para que se esforzara más, que eso casi siempre funciona, y ahí que se fue a llamar a su equipo: "Señor Wolf, Erick (a éste no le llama señor, porque hasta hace pocos capítulos era su cuñado), Calleigh (ésta es la rubia despampanante; tardó un poco porque estaba intentando meterse dentro de los pantalones), cojan sus equipos y a por las pruebas. Pruebas y sólo pruebas, señores"
Total, que el Erick se puso el traje de buzo y se fue a medir la temperatura del agua del mar, el Sr. Wolf fue a ver a la periodista que siempre le mete en líos, para pedirle el parte meteorológico y Calleigh se encargó de comprobar el calibre y las estrías de las nubes, por si coincidían con algún otro delito cometido por Agosto, circunstancia que reforzaría el caso en su contra.
Yo, como ya se me habían acabado los mil euros que había reunido para el viaje, me volví a casa, con la esperanza puesta en la eficacia de Hache y su equipo, no sin prometerles que volvería para invitarles a una coca-cola. No es que sea tacaña, es que los policías no pueden beber nada más fuerte mientras trabajan.
Ha debido salir todo a pedir de boca y, seguramente, Agosto tenía muchas culpas que pagar, porque esta mañana aquí se ha puesto a llover a más y mejor. La inocencia de las nubes ha quedado clara y han podido liberarse de su carga. No sé si habrá pruebas suficientes para mantener a Agosto en la cárcel más de 72 horas. Si encuentra un abogado de esos que defienden a los mafiosos cubanos, estamos perdidos. Saldrá enseguida y se liará a subir la temperatura como loco. De momento y a la espera de mayores pruebas inculpatorias, ya le hemos dado un toquecito de atención.
Sabe que Caine está al acecho y que no le perderá de vista.

*

02 agosto 2007

Agosto, ese tormento

Este es el mes en que no posteo. Bueno, sí, posteo, pero poco y mal.
Aunque puede ser que postee mucho, dependiendo del sopor que me asalte o no me asalte.
También depende del trabajo que tenga, o que no tenga, que lo último -lo de que no tenga - no acostumbra a pasar.
Ocurre que el cerebro se me inunda con tanta ducha y remojón de cuero cabelludo, en el intento de retrasar el punto de ebullición de las neuronas, y entonces no posteo por miedo a electrocutarme con el teclado.
Alguien que conocemos, me dirá que soy una quejica; que en invierno también me quejo. Es verdad, pero no me quejo de lo mismo, así que se me puede disculpar, digo yo.
Lo malo sería que en invierno me quejara del calor y en verano del frío. Eso sí sería insufrible. Sobre todo para mí porque confirmaría lo que tanto temo; que la cabra me haya contagiado del todo.
Agosto es un mes sin R. No deben comerse caracoles ni marisco, según dicen. Tampoco en mayo, ni en junio ni en julio. No sé si la prohibición rige para los mariscos que no tengan R en su nombre: gambas por ejemplo. O langostinos, o navajas, o..., bueno, hay muchos mariscos sin R.
El que los meses no tengan R, delata como blandura ¿no?. Meses blandos, insípidos, con poca entidad. Gandules. La vagancia del buen tiempo mediterráneo. La siesta larga, las noches al fresco de la calle, las conversaciones y risas de la gente entrando a raudales por los balcones abiertos, esperar la lluvia de estrellas a las cuatro de la madrugada para pedirles miles de deseos....
¡Qué envidia me está entrando...!
Ni me acuerdo del tiempo que hace que no he logrado tener los ojos abiertos para ver ese espectáculo celestial. Agosto me ataca sin piedad y me duermo en cuanto tengo 10 minutos libres. Ya escribo ésto medio dormida. si contrais fartas de hortografía o canvio anguna letra de Sitio, no agais muncha, cuenta del caso. siempre comerto fartas si escrivo mientras duermo...
Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz....
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29 julio 2007

Familia, familia...

Mi familia anda desperdigada por toda España y parte del extranjero. Somos una comunidad dispersa desde hace tiempo, pero no distanciada. A pesar de que no mantenemos mucho contacto, cuando nos vemos o nos llamamos, es como si habláramos todos los días por teléfono o nos encontráramos para comer cada domingo del año. No sabemos nada del día a día de nuestras vidas pero sabemos, sin lugar a dudas, que nuestros lazos se mantienen y que lo importante, nos lo comunicaremos sin falta.
Esto os lo cuento porque hoy he recibido una llamada de mi tío, el de Valencia. Quería decirme que, en junio, se inauguró un museo: el MUVI, en La Muela, provincia de Zaragoza. MUVI, significa "Museo de la Vida" y es el amado proyecto personal de su hijo, mi primo Ángel, director técnico de ese recién inaugurado Museo.
Hace más de tres años que mi primo vino a visitarme. No conocía ésto y nos pegamos un panzón de andar por la ciudad que, cuando lo recuerdo, se me reproducen los dolores musculares en las piernas. Pero su visita tenía otro motivo; enseñarme los planos del edificio que se estaba construyendo para albergar el proyecto que llevaba acariciando años y que ya había hecho realidad en otros lugares, pero a una escala poco satisfactoria. En La Muela había encontrado, por fin, la comprensión y la ayuda necesaria para ese proyecto. Los planos eran preciosos. Un edifico moderno, en forma de libélula estilizada, con tres plantas, un entorno ajardinado y todo lo que él quería. O casi todo, porque algo así nunca se realiza al cien por cien.
He buscado en la red, pero no hay más que la reseña de la inauguración. Aquí está. hay que destacar que el municipio ya contaba con otros dos museos; el del Viento y el del Aceite, dos cosas muy entroncadas en el entorno aunque por diferentes motivos. El aceite, ancestral; el viento, por la moderna tecnología.
Mi primo, que es quién me interesa, lleva toda su vida queriendo hacer algo así. Él mismo ha buscado, recogido y conservado una ingente cantidad de material: fósiles, minerales y objetos arqueológicos de todo tipo. Con el jeep y los perros se ha pateado kilómetros y kilómetros; ha dormido al raso en mitad de la nada; ha regresado exhausto y ha llenado su casa hasta los topes con sus hallazgos. No sé si yo podría sacrificar tanto en pos de una ilusión, pero sí sé que admiro profundamente a mi primo; conozco su esfuerzo y todo lo que le ha sido preciso dejar atrás por perseverar en su camino. Ángel es tímido , así que espero que no llegue a leer ésto. Estoy segura de que se cortaría mucho, pero no podía dejar de contarlo; primero porque se trata de alguien cercano y luego porque hay que agradecer el esfuerzo de las personas que trabajan para la cultura, que se enfrentan a problemas, que lidian con los inconvenientes y que, finalmente, levantan un Museo de la Vida, para explicarnos, con detalle, quienes somos y de dónde venimos.

18 julio 2007

Ni modo...

Creí que era verdad eso de que iba a hacer unos cuantos días de vacaciones. Soy muy inocentona y desmemoriada, porque todos los años pasa lo mismo, más o menos. Siempre hay alguna cosa que me estropea el plan. No es que tuviera ninguno en especial, pero si lo hubiera tenido, se habría estropeado. Mañana empezaba eso de "todas las tardes libres hasta el 30", pero no. Mañana trabajo toda la tarde. Y a ver que pasa las próximas.
Bueno, tampoco es para morirse. No se está mal aquí, tecleando con poca ropa (no miréis..) y con un té de violetas, bien frío, a mano. Sí; me he pasado al té. En verano me apetece más que el café. Y de violetas, porque tenía que gastar un botecito que me trajeron de Francia y caduca a final de año. No voy a tirarlo, así que té de violetas hasta que se acabe el bote. Se me ha olvidado de que lugar de Francia me lo trajeron, pero debe de ser un lugar con violetas a porrillo, porque también llegaron con una caja de las mismas flores escarchadas y unos pastelillos de lo mismo que estaban para chuparse los dedos.
Esto de comer flores, es un poco raro, ¿no os parece?. La cabra lo encuentra de lo más normal, pero a mí me da un poco de pena. Claro que, alguna vez, me he hecho una tortilla de flores de calabaza, y comí hojas de crisantemo en un restaurante japonés. Y me enseñaron a recoger las hojas tiernas y verdes de las matas de amapolas para la ensalada y resultaron estar buenísimas.
¡Ah..! Y pétalos de rosa escarchados, también he comido. Ahora que lo pienso, a lo mejor es por eso que no consigo que las flores prosperen en mi balcón. Tendrán miedo de que me las coma.
Y ya que hablamos de comida, ¿sabéis lo que es la Ortorexia? Pues para los que no lo sepáis, os diré que es una patología sobre la que están alertando los nutricionistas y los psicólogos, que han detectado un aumento grande de sus síntomas en los últimos meses. Ortorexia es un trastorno alimenticio que consiste en no querer comer nada que no sea ecológico, probiótico, dietético, integral, sin aditivos, sin conservantes ni colorantes, y que no tenga todas las garantías de no haber sido tratado con pesticidas ni herbicidas, ni.., etcétera, etcétera.
El riesgo para la salud no es pequeño, ya que no podemos encontrar en ese tipo de alimentos todos los necesarios para mantener un equilibrio nutricional correcto y estamos abocados a sufrir carencias alimenticias, si persistimos.
Los síntomas son, según una psicóloga clínica; "pasarse horas en el supermercado leyendo la composición de los alimentos; dedicar gran parte del día a decidir meticulosamente qué vamos a comer; evitar actos sociales para no caer en la tentación de comer algo inapropiado..." . Y otros comportamientos similares.
Bueno; el mundo está loco, loco. Ya lo sabemos ¿no?. No es que no debamos vigilar nuestra alimentación, es que ningún extremo es bueno. ¿Qué pasó con los bocadillos de chorizo y el pan con chocolate de toda la vida...?
No sé, no sé. Creo que llevamos las cosas hasta límites ¿tontos...? Lo que es mejor para la salud es comer variado y no atiborrarse. Tendremos lo necesario para una alimentación correcta y no engordaremos. O sí.
Además; ¿quién nos garantiza que las etiquetas dicen toda la verdad? ¿Y conocemos todos los componentes al dedillo? ¿Y, aún conociéndolos, sabemos como se comportan en nuestro organismo mezclados con otros?
Pues eso; a por los garbanzos, que los conocemos de siempre.
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13 julio 2007

Aún no es tarde

Mi amiga Avrilis me dio un premio hace bastantes días ya. En general, me corto mucho con estas distinciones tan específicas. Que me da vergüenza, en una palabra. Y también me da mucho apuro tener que elegir a otros bloggers y darles el mismo premio. No sabría a quien elegir. Soy un desastre para estas cosas, lo reconozco. Después de darle muchas vueltas he pensado que no podía dejar de corresponder al cariño de mi amiga y voy a poner en el blogroll, el premio que me ha dado. Cada vez que lo vea, no pensaré que es un premio, sino un beso cariñoso que me manda Avrilis. Y cuando una amiga se acerca a darte un beso, no puedes dejar de apreciarlo.

Así que ahí dejo el certificado del beso-premio en cuestión, con todo mi cariño y otro beso enorme para Avrilis. Me es imposible escoger cinco de entre vosotros, porque todos sois muy especiales para mí. Espero que la persona que tuvo la idea de estos premios, no me tome en cuenta que no siga sus directrices, pero es que no puedo; no puedo elegir sólo a cinco. Por lo tanto Beso-Premio para todos vosotros, amigos bloggeros.
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09 julio 2007

Coles y chinos

A lo mejor pensáis que los chinos que nos acompañan sólo tienen tiendas de todo a cien y cosas así. Pues no; aquí cerca hay una familia que tiene una fruteria-verdulería, llamada de forma no muy original "Frutas y verduras frescas". El rótulo está en catalán, pero vamos, dice eso.
Desde el primer día mi madre y yo somos clientes fijos porque es cierto que el género es fresco y la familia que atiende es muy simpática, aunque no saben apenas ni catalán ni castellano. Y yo sólo se decir ni hao, que creo que significa hola, pero por si acaso le voy a pedir ayuda a mi amiga Hacernohaciendo, que ella sí que sabe chino. A ver si está en casa: Hacernohaciendo, por favor, ¿está bien dicho eso?
Bueno, mientras me contesta, os cuento lo de las coles chinas. Es una verdura que tiene más pinta de lechuga que de col; no sabe mucho a la col que estamos acostumbrados y, desde luego, no sabe a lechuga, pero está buena. Y esta mañana he pasado a comprar una, porque me apetecía mucho. Llego a casa, le quito las hojas exteriores, la corto en dos para lavarla y me encuentro con que está negra por dentro. ¡Mecachis ya...! Bueno, paciencia. He comido alcachofas. Esta tarde, tenía que salir y como he de pasar por delante de los chinos de las verduras, entro en la tienda: "Hola". "Hola" contesta sonriendo el señor que me despachó esta mañana. "Mira, que vengo a por otra col que la que me vendiste esta mañana salió negra por dentro" Me mira con cara de no entender ni papa. Intento resumir: "Tú me vendiste col. Estaba negra por dentro. Quiero otra, por favor" Él asiente con la cabeza muy serio. Sé que no me ha entendido. Suspiro y lo dejo estar. Voy al estante de las coles y cojo una. Él sonríe y me dice: "Tú gusta mucho col. Tú llevar antes". "Sí me gusta, pero salió negra. No la pude comer". "Sí, sí; tú gusta col. Come más". "No, hombre, más no, que la de esta mañana no me la he comido. Salió negra". Con una sonrisa de oreja a oreja, insiste: "Tú gusta col. Col buena; barata. Tú come"
¡Ay...! Debería haber traido la dichosa col. Lo dejo por imposible, llevo otra col al mostrador para que la cobre y entonces veo unas berenjenas preciosas. El buen señor acude con una bolsa de plástico en las manos para que meta la hortaliza, me sonríe y dice: "Tú gusta esto. Tú come otro día". Creo que se acuerda de que he comprado berenjenas alguna otra vez. Le pregunto si saldrán negras por dentro y él, que sigue sonriendo, afirma con grandes movimientos de cabeza: "Sí, sí; tú gusta esto. Tú come más"
No sé porqué, al final no me he llevado las berenjenas. Creo que voy a esperar a comprar las verduras susceptibles de estar negras por dentro, hasta que aprendan un poco más de castellano. O hasta que yo aprenda chino.
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04 julio 2007

Patologías cotidianas

Todos nosotros, hasta aquellos que rezuman salud por todos sus poros, estamos expuestos a sufrir un dolor agudo diario. Nos damos un golpe en el codo, nos rebanamos un dedo deshuesando el jamón, bajamos un bordillo y parece que el pie se nos ha dislocado, bebemos un vaso de agua y el estómago nos da un pinchazo que nos dobla. Cositas así, sin importancia, y que duelen un montón.
Luego, están esas otras patologías que no nos confesamos porque "podemos con todo". Son las acabadas en "itis" que no requieren hospitalización pero que molestan y que mejor ni os cuento. Bueno, sí, os lo cuento porque si no, no me entenderéis.
Ejemplos:
Trabaj-itis. Es cuando el trabajo empieza a doler y poco a poco va produciendo una inflamación generalizada en todas las junturas y bisagras del cuerpo, hasta que no puedes ni doblarte y vas en plan globo-robot por la vida. Y como estás tan sumamente inflamada, cuando te caes en el sofá, lo único que puedes hacer es "rodar y rodar" como las piedras del camino, pero en blando. Y te duermes en plan leño. Te despiertas a las tres de la madrugada hecha un cuatro.
Escaler-itis. Inflamación que se produce cuando llegas al primer servicio de la mañana y tienes que subir andando diez pisos (10). Empieza a manifestarse a partir del segundo y está a punto de explotar al llegar al noveno. En el décimo, estalla, mientras te vas acordando de toda la familia de los que arreglan los ascensores. Buena gente, por otra parte.
Idiot-itis. Aparece repentinamente. No se puede ocultar. Los ataques de idiotitis suceden cuando te das cuenta de que alguien se está pegando la vida padre a tu costa. Y se te queda la cara de "idioti".
Pariente-itis. Esta es una inflamación recurrente en mi. Me pasa sólo con mirar a los parientes de algunos de mis abuelos adoptados. Creo que se debe a una especie de alergia a la ingratitud.
Llant-itis y adios-itis. Hacia tiempo que éstas no me atacaban. Ayer volvieron porque tuve que despedir a mi querida Teresa. Va a una residencia algo alejada, por lo que será difícil que vuelva a verla. Me van a durar estas tres últimas inflamaciones, que van de la mano.
La última, que añadiría a ésas tres, prefiero no exponerla. Siempre estamos en horario infantil en Internet, y no quiero contagiar la palabrot-itis.
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27 junio 2007

Si vis pacem para bellum

"Si quieres la paz prepárate para la guerra". Famosa frase del filósofo Vegecio que vivió en el siglo V de nuestra era y que, a lo que parece, va a seguir siendo famosa por mucho tiempo. Con el triste telón de fondo de nuestros soldados muertos en Líbano, y con el recuerdo de todos los que han dejado su vida en misiones de paz, lo único que se me ocurre son frases guerreras.
Porque también me he acordado, luego de oír a algunos políticos, de aquí y de allí, de uno y de otro lado, de éste y de otros paises, de que se les puede aplicar aquella otra que dice: "Gastar la pólvora en salvas". En salvas de discursos y alegatos de cómo y cuánto se debe preservar la paz, mientras se siguen gastando miles de millones en armamento.
Pólvora en salvas; palabras que no sirven cuando llega el momento de la verdad. Cómo éstas que escribo y que todos habremos pensado alguna vez. Pensadas con todo el derecho aunque no podamos, ni sepamos, hacer nada más que patalear de rabia.
Cómo las personas de a pie no alcanzamos a comprender los entresijos de la política internacional, ni las grandes causas que mueven a los mandatarios mundiales, nos disgustamos con estas cosas y se nos caen las lágrimas de pena y de angustia. Ellos, los que mandan, no pueden permitirse esos lujos. Tienen que seguir pensando en la paz mundial y fabricando armamento para preservarla, porque las armas dan mucha tranquilidad; mantienen a todo el mundo en su lugar. Los soldados y la población civil, cayendo bajo las balas o bajo el martirio del hambre, y a ellos, en sus despachos estampando firmas en los tratados que, en cualquier momento de los próximos siglos, si aún existimos como especie, nos acercarán un paso más a la paz.
Después de 1.500 años de las palabras de Vegecio, hay motivos para pensar que en los preparativos para la paz vamos a consumir el planeta; guerra tras guerra.
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19 junio 2007

En vivo y en directo

Ya son tres los bloggers amigos que me han convocado a éste último (o penúltimo) meme que circula y en el que tienes que contar ocho cosas que definan un poco tu personalidad.
Creo que a lo largo y ancho de lo que escribimos y comentamos queda bastante clara nuestra forma de ser; qué nos preocupa, de qué nos reimos y cuales son nuestras preferencias vitales.
No obstante y para corresponder un poco a las confidencias que han dejado mis amigos en sus respectivos blogs, os contaré unas cuantas cosillas de las que nunca hablo aquí. O creo que no hablo, pero igual sí, y ni me he dado cuenta.
Veamos.
--No me gusta para nada hablar de moda. Para mí es un misterio lo que se llevó la temporada pasada o se llevará la próxima. Cuando tengo que comprarme ropa o zapatos, lo hago siempre obedeciendo a criterios de comodidad y funcionalidad y, si encuentro algo que cumpla esos requisitos, puedo comprar dos o tres pares de lo que sea (pantalones, zapatos, blusas...) exactamente iguales. Es un martirio tener que comprar algo especial para una boda o acontecimiento similar. Lo normal es que esa ropa especial acabe su vida olvidada en el armario, sin que me la ponga nunca más.
--No acostumbro a preguntar a las personas que conozco nada sobre su vida anterior al momento en que las conocí. Tampoco me gusta que me pregunten. Tiendo a suponer que, cuando nuestra mutua confianza se consolide, será el momento, no de preguntar, sino de contar libremente aquello que cada uno desee que el otro sepa.
--Soy una auténtica pelmaza en todo aquello que se refiere a mi trabajo. Repito una y otra vez las mismas cosas, todos los días y a todas horas. Siempre me asusta que algo se me escape, que no vea algún síntoma, que no me explique bien, o que no me entiendan.
--Odio el ruido de fondo con toda mi alma. Necesito silencio para leer, para escribir, para vivir.
--Me es imposible de todo punto ver la tele o escuchar música y no tener un trabajo entre manos. Suelo bordar, que es muy relajante.
--Me da mucha rabia no poder quedarme en la cama ni un minuto más que aquel en que me despierto. Al contrario que en la noche, cuando puedo pasar un buen rato leyendo antes de dormirme, por la mañana soy incapaz de quedarme acostada.
--Soy una obsesa del orden en mi casa. Aunque no siempre tengo tiempo para tenerlo todo como me gusta, cada cosa tiene su lugar establecido y ese lugar se conserva a lo largo de los años, aunque cambie los muebles o me cambie de casa. Libros, discos, películas, carpetas en el ordenador y todo aquello que lo admite, está colocado o guardado por orden alfabético de autor o título, según el caso. Quiero extender la mano y que allí mismo, en la punta de los dedos, esté lo que busco o necesito. Y para todo lo susceptible de ello, tengo una base de datos para consultar. Ya digo; una obsesa :)
--Nunca hago borradores de lo que escribo, ni aquí, ni en Trenzas y Rastas, ni en ninguno de mis otros espacios donde soy yo la que pone las palabras. O sale bien a la primera o adiós al posible escrito. Directo de la neurona a la pantalla. Sí que rectifico tildes, palabras repetidas y cosas así, pero nada más.
--No soy muy habladora, pero si el tema me gusta, puedo hablar hasta que me duela la lengua. Y si no sé nada de algo que me interese, y no sea personal, puedo preguntar hasta agotar la paciencia de cualquiera. En mi descargo decir que también sé escuchar muy atentamente y con toda la paciencia que se requiera.
--Lo peor que puedes hacerme es invitarme a salir cuando tengo un rato libre. No lo hagas, porque te diré que no. Mi casa es todo lo que necesito y el mejor lugar del mundo para mí. En todo momento. Y en su defecto, algún sitio perdido en cualquier montaña o campo lo más solitario posible.
Bueno, bueno..., creo que me he pasado y todo. No podréis decir los que me habéis convocado que no he cumplido.
Los demás, disculpadme por este alarde de personalismo. No lo haré más, lo prometo.
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"Corazón, corazón" Versión de Chavela Vargas


13 junio 2007

13 de Junio del 323 adC

Si no me he equivocado contando, hoy se cumplen 2.330 años de la muerte de Alejandro Magno.
No podemos llevarle flores porque no sabemos donde está enterrado. Ni falta que hace. Así está a salvo el mito de este hombre que, en 13 años, conquistó el mundo.
A estas alturas y con todo lo que ha llovido desde que Alejandro montaba a Bucéfalo por casi toda la tierra conocida, yo no quisiera enterarme de si se le caía el pelo o de si tenía episodios de gastroenteritis, por ejemplo. Y lo sabríamos si se encontrara su tumba. Sacarían sus restos y se los repartirían los laboratorios del mundo entero: carbono 14, ADN, teorías sin fin sobre la causa de su muerte..., asesinato, intoxicación etílica, fiebre amarilla...
Supongo que entendéis que no digo que la ciencia no deba avanzar ni que no se deba llegar al fondo de cualquier cuestión que planteen los nuevos descubrimientos arqueológicos. Y tampoco digo que veamos la Historia en plan Hollywood, donde los malos son malísimos y los buenos, unos angelitos, pero me da pena dejar los mitos en manos de los científicos, la verdad.
Cuando era pequeña leía mucha historia (y sigo haciéndolo) pero me detenía con especial atención en la griega. Les tenía un poco de miedo a los espartanos, no me gustaba nada Filipo II por más que le diera tan buena educación a Alejandro, admiraba a Pericles que hizo de Atenas una auténtica maravilla y que amó a una mujer pública sin avergonzarse por ello, me daba rabia Platón que me parecía que sólo copiaba a su maestro, y me enfadaba a cada rato con los dioses del Olimpo que eran mucho peores que los mortales que creían en ellos y les adoraban. Y era una fan incondicional de Alejandro. Lamento decir que me alegró llegar al momento en que Pausanias mataba a Filipo II y se hacía posible que mi héroe subiera al trono macedonio.
Luego vinieron otros héroes: Saladino, Ricardo Corazón de León, El Cid, Jaime I...
Pero ninguno, ninguno como Alejandro Magno. Era mi héroe más amado, y ni siquiera el hecho de haberse casado con Roxana, consiguió que lo desterrara de mi corazón.

Quede este post como testimonio de que, alguna vez, fui una romántica empedernida.

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08 junio 2007

Charlando con Teresa III

Teresa no recibe como todo el mundo. No dice buenos días, ni hola, ni nada parecido. Antes de dejarme entrar en su casa, tengo que contestar a una especie de encuesta acerca del tiempo, las noticias que ayer tarde escuchó en la tele, y si luego, cuando me vaya de su casa, tengo que ir a casa de otros enfermos o no. Así que, después de llamar al timbre, me apoyo tranquilamente en el marco de la puerta y me dispongo a mantener la diaria conversación previa a la entrada a su recibidor, donde me espera otra batería de preguntas, pero donde ya puedo descargar el peso del bolso y la carpeta de ejercicios que toca realizar. Luego, mientras me persigue por el pasillo, o yo la persigo a ella, según el día, me va contando las novedades que, básicamente, consisten en lo que vio, o creyó ver, las docenas de veces que se asomó a la ventana desde que la dejé el día anterior. Un hombre estuvo a punto de caerse al cruzar la calle, una mujer pasó cargada con muchas bolsas, una monja entró en la farmacia de enfrente, un guardia vino con la grúa a llevarse un coche...
Lo que su mente deduce de cada una de esas cosas da para escribir una novela. Casi puedes ver como le trabaja el cerebro sacando conclusiones a cual más peregrina, al mismo tiempo que gestualiza cada momento de la acción que desarrolla.
Poco a poco se va centrando en lo que hacemos y hoy tocaba tema filial: sus hijos,sus nombres, su fecha de nacimiento, cuántos viven, cuántos y cómo murieron. Y me ha contado ésto:
El primero que me nació, era precioso, pero precioso... ¡ay, que precioso era...! Todo el mundo tenía que ver con él. Tú sabes..., tenía los ojos azules, así, grandes, y antes se hacía una procesión dando vueltas alredor de la iglesia y todos los que lo vian, tenían que decirle algo. Yo le llevaba con un gorrito, así, para el sol, que no le quemara, y ese, el día de la procesión, era el primer día que le trajimos al pueblo. ¡Qué día tan bueno que pasamos...! Comimos allí y todo, que conocíamos gente mu maja y a la tarde, pero ya tarde, nos vinimos a casa. Y cenamos, y el niño también cenó, y se reía todo el rato y estaba precioso y cenó bien. Y se durmió, y mi marido y yo también nos acostamos y nos dormimos.
Un silencio y unos movimientos de cabeza, como negando, me han dado a entender, porque la conozco, que lo que seguía iba a dolerle, pero ha continuado hablando.
Al día siguiente, cuando amaneció Dios, mi marido se levantó para ir al campo, y miró la cuna. Tú ya sabes; antes las cunas las poníamos así, cerca de la cama grande, y mirábamos a los niños cuando nos levántabamos. Y mi marido vino a tocarme y me dijo: No te lo quería decir, pero el niño está muerto. ¡Mira...! ¿Pero cómo...? Sí, sí, está muerto... Y estaba, estaba.
Me mira y veo la incredulidad aún retratada en sus ojos. Me pregunta: Oye, ¿tú sabes de qué se moriría? Yo, que tengo un nudo en la garganta, apenas alcanzo a decir: No sé, Teresa. Va a mirar por la ventana un momento, mueve un poco la cabeza y vuelve a su silla.
El marido cogió la bicicleta y fue al pueblo a por el médico, pero cuando vino ya dijo que sí, que estaba muerto y que ya podíamos enterrarle. Pero, ¿cómo pudo ser eso? ¡Si era un niño precioso y había cenado bien...! Pero luego, mira, tú sabes que hay que ir a ver al cura para el entierro, pues el marido fue y el cura le dijo que no se podía enterrar en el cementerio porque no había hecho la comunión el niño. ¡Qué tío sinvergüenza, el cura...! ¿Qué te parece, eh, qué te parece?
Mal, me parece muy mal. No se podía negar a enterrarle en el cementerio. ¿No estaba bautizado?
¡Ah, claro que sí! ¡Menuda fiesta que armamos para el bautizo! ¡De todo había! Y el mala sombra del cura ese fue quien le echó las aguas. ¿Qué te parece, eh? Nos dijo que lo enterráramos en el corral. Y el marido lo enterró, con su cajita y todo, que nosotros la hicimos, pero yo no podía, no podía... ¡ay, Dios!, yo no podía ni pasar por la puerta del corral. ¡Es que no podía..!
Se le ahoga la voz en un llanto profundo que ya no tiene lágrimas y yo tengo que levantarme y hacer como ella; ir a mirar por la ventana un momento; a respirar.
Y al desotro día, el marido se fue en bicicleta a la capital, al juez, y el juez le dijo que teníamos derecho a que nos enterraran al hijo en el cementerio y le dio un papel y con los civiles, los guardias, sacaron al niño que estaba en su cajita, en el corral y se lo llevamos al cura, que ya se calló y nos lo enterró como Dios manda. ¿Qué te parece lo que nos hizo el tío ese, qué te parece? ¿Eso le estaba bien a un cura, eh? ¿A que no?
No Teresa, no le estaba bien, claro que no. Mueve la cabeza y se muerde los labios. Se frota los ojos con rabia; como si les castigara por no estar inundados.
¿Y tú no has estudiado eso? Eso de que los niños se mueran así, sin estar malos ni nada. Es que no sé que le pasó. ¡Si había cenado muy bien, y era un niño precioso, precioso, con cinco meses ya...!
Estoy a punto de hablarle sobre la muerte súbita en los niños, de decirle que se dan bastantes casos y que es algo para lo que aún no se tiene una causa clara, pero al final sólo le digo:
Teresa, usted no tuvo la culpa.
Y sé que no es ningún consuelo, porque ella me mira, mueve la cabeza en un gesto de negación y vuelve a secarse a manotazos unas lágrimas que no acuden a sus ojos.

05 junio 2007

Lo que no es política

Porque el terror no es política.
Porque amenazar no es política.
Porque matar no es política.
Porque el chantaje a un estado democrático no es política.
Porque intentar que vivamos con miedo no es política.
Porque estoy harta de encapuchados defendiendo lo indefendible.
Porque estoy harta de ver la sangre inundar las calles de mis ciudades.
Porque estoy harta de tanta palabrería inútil.
Porque estoy cansada de acudir a manifestaciones que a los asesinados ya no les sirven.

Y porque quiero a estos indeseables lejos de mi vida para siempre...



¡ETA, fuera...!

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31 mayo 2007

A propósito de nada

Y es que es verdad. No tengo nada sobre lo que escribir. Bueno, quizá decir, por si aún no lo sabéis, que yo también HE GANADO LAS ELECCIONES. No se porqué voy a ser menos que todos los demás. ¿O es que no tengo derecho a ganarlas? Pues eso.
Y luego está el tema de la música, que no sé si estáis oyendo o no, porque es algo pesadita en kb (más bien en megas). Eso sí; es buena. Más detalles en Trenzas y Geranios , uno de mis otros espacios en la red. Es que en el servidor ya no me queda sitio para dos piezas musicales diferentes.
Si dejáis el blog en segundo plano y seguís con vuestra vida como si nada, en algún momento la música empezará a sonar :)
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Segundo día de intento de postear.
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Son las cinco de la madrugada así que perdonad si os he despertado con el ruido del tecleo. No es que esté desvelada. Es que ayer estaba tan cansada que me quedé dormida a las nueve de la noche, en el sofá, y mientras veía a Rafael Nadal jugar un partido contra un italiano llamado Flavio Cipolla, que también el nombrecito se las trae. Después de partirme de risa, sin mala intención, eso sí, dijeron los comentaristas que Cipolla se traducía al castellano por cebolla (menos mal) y ya no me reí más, porque las cebollas son, en sí mismas bastante insulsas y no dan mucho juego mental. Pero el apellido me recordaba algo y en cuanto me he despertado he ido a las estanterias de la biblioteca a revolver, y allí estaba; un libro muy divertido de un señor llamado Carlo M. Cipolla. El título: "Allegro ma non troppo" que, contrariamente a lo que pueda pensarse, no trata de música, sino de cocina. Bueno, más concretamente del papel de las especias en el desarrollo económico de la Edad Media. Lo escribe en clave de humor y el libro resulta muy ameno. Mucho más que las cebollas en su conjunto. Os transcribo una cita de Felipe de Vitry, secretario de Felipe VI de Valois, rey de Francia, y que Cipolla toma para ejemplificar lo que viene explicando en su libro.
"Para escapar de las calamidades que la amenazaban, la sociedad se organizó en tres estamentos. Uno se encargó de rezar al Señor Dios Padre. El segundo, se dedicó al comercio y a la agricultura. Y, por último, para proteger de las injusticias y agresiones a las dos clases antes mencionadas, se crearon los nobles"
A simple vista, no parece tan diferente de la forma en que hoy día se organiza nuestra sociedad. Salvo por "el cuarto poder", que entonces ni se sospechaba que pudiera llegar a existir, los otros han llegado con bastante salud hasta nuestros días. Con los nombres ligeramente cambiados, eso sí, pero en el fondo, en el fondo..., yo creo que son los mismitos. Y naturalmente que los poderes primero y tercero de esa lista, en la Edad Media y ahora, no se puede decir que cumplan exactamente con sus cometidos. La cita del señor de Vitry sigue vigente, en su sentido contrario, tal y cómo dice Cipolla en su texto.
Pensándolo bien, creo que las cebollas van a empezar a gustarme.

30 mayo 2007

¡Upsss...!

Iba a postear alguna cosa y ahora resulta que tengo que irme.
Luego vuelvo. O no; ¡yo que sé...!

26 mayo 2007

A vuestra solicitud

¡Y menos mal que habéis insistido en que viniera, porque si tuviera que esperar a que Trenzas me dejara escribir aquí motu propio, ya podía sentarme...!
Lo que no me ha quedado claro es sobre lo que queréis que opine, porque hay varias posibilidades. Veamos:
-Que opine sobre el post de Trenzas "La Opinión".
-Que opine sobre lo que vosotros opináis de la opinión de Trenzas.
-Que opine sobre la opinión, también llamada doxa.
-Que opine sobre la oportunidad, o no, de traer a colación a los griegos muertos hace 2000 años en relación con el ambientillo electoral que vivimos ahora que, por otra parte, es como de segunda división porque no son elecciones generales
¡Ah, no! Ésto último, descartado, que hoy es jornada de reflexión y no quiero influir de ninguna manera en el voto que tengáis pensado emitir.
Cómo Trenzas sale a trabajar dentro de poco y tiene la costumbre de desconectar el ordenador para que los gatos no se dediquen a mirar páginas con encantadoras gatitas, parcialmente desprovistas de su pelaje, tengo que darme prisa en opinar sobre algo, y he decidido opinar sobre las ovejas.
Ahora que lo pienso mejor, creo que no, que tampoco voy a opinar sobre las ovejas. En estos días la cosa ésta del rebaño (ir a votar como un rebaño, comportarse como un rebaño, ser tan estúpidos -los oponentes- como un rebaño, etc. etc..) puede herir susceptibilidades. Alguien podría sentirse identificado. Hasta me da apuro hablar sobre "El silencio de los corderos" no sea que me acusen de hacer apología de la abstención.
Creo que de una cosa sí puedo hablar tal día como hoy y es sobre las cabras que, como todo el mundo sabe, siempre tiramos al monte. Nos chifla lo montaraz y lo de "ir por libre" y después de cumplir con nuestra obligación sobre la cuota de leche, queso y cabritillo por año, en el resto no nos gusta que se meta nadie.
Y eso bien lo sabe Trenzas que, inútilmente, pierde el tiempo intentando llevarme al redil. Al redil, van sólo las ovejas, obedientemente seguidas por sus corderitos. Nosotras, las cabras, dormimos en cualquier parte y comemos lo que haya, pero gozosamente sueltas.
Claro que unas buenas manzanas, nunca sobran.

17 mayo 2007

La opinión

La Opinión es un buen nombre para un periódico. De hecho, creo que habrá unos cuantos cientos en el mundo que lo lleven, porque si hay algo que nos vuelve locos de entusiasmo a los humanos es dar nuestra opinión, nos la hayan pedido o no.
Esto es particularmente visible en época de elecciones. Ya sabéis que procuro no hablar del tema, porque soy un animal apolítico, casi del todo. El casi que falta es el necesario para intentar no caer en estupideces varias, que no es que lo consiga siempre, ni mucho menos.
Tampoco suelo escribir sobre religión, ni sobre fútbol, ni sobre otros asuntos que no se presten fácilmente a divertirse un poco sin ofender a nadie. Ese es, al menos, mi propósito.
Básicamente, intento reírme de mí misma cuando vengo a dejar aquí parte de mis pensamientos que, en puridad, no son tales, porque jamás pienso antes de escribir, lo que voy a escribir.
Tampoco hoy he pensado nada antes de venir a teclear, pero supongo que el "ambiente" me ha podido y me ha sido imposible evitar la idea de "la opinión".
Los griegos la llamaban doxa y era uno de los grados del saber. Un hombre ilustrado sabía que su doxa no era un dogma inamovible; era consciente de su valor relativo y de que era equivocado darle a su opinión un valor de verdad objetiva o absoluta.
La opinión es, en principio, una forma de saber y, por ello, requiere un determinado grado de conocimiento sobre aquello de lo que opinamos. Y también es requisito imprescindible para opinar, tener la conciencia clara de nuestra falibilidad. Mi opinión no tiene porqué ser la buena, ni la mejor, ni la única. Lo imprescindible, al dar nuestra opinión, es estar dispuestos a escuchar la de los demás, a respetarla e intentar comprenderla. Y si no la comprendemos, no nos pongamos a pontificar interminablemente sobre la verdad de la nuestra, por favor, porque hasta resulta un tanto ridícula la insistencia de muchas personas en imponer su opinión a los demás.
Las ideas que tengamos son las nuestras y no debemos olvidar que el resto del mundo tiene las suyas propias. Y no sólo eso, sino que son tan dignas de ser tenidas en cuenta como las que nosotros defendemos.
Mi opinión sobre cualquier asunto, es la mía y estará basada en lo que sé y, en mayor medida, en lo que ignoro. Si tengo esto claro, ya sé que me habré equivocado (y me equivocaré en el futuro) las veces suficientes como para no empecinarme en mantenerla a toda costa.
Y aún sabiendo que no sé nada, no me digáis lo que debo opinar, si no queréis que me enfade.
Acepto, eso sí, y en cualquier momento, escuchar atentamente vuestras opiniones.
Lo que piensa la cabra de todo esto, os lo cuento otro día.

08 mayo 2007

El miedo es libre

Dejé el teléfono en su soporte, me volví y ahí estaba. Mirándome. Justo en el centro de la salita, que es como decir tapándome todas las salidas. Lo único que podía hacer era esconderme detrás del mueble del televisor pero como es más bien pequeño y bajito, no servía de mucho.
Los gatos no se veían por ninguna parte. Los llamé bajito: "Gatos, gatos, gatos.."
Nada. Estarían durmiendo como ceporros debajo de alguna manta, que no entiendo como pueden llegar a ser tan frioleros los dichosos gatos.
No sabía que hacer. La situación era peligrosa y yo estaba descalza y totalmente desarmada, si exceptuamos el teléfono, pero no iba a poner en peligro toda la agenda de direcciones, que no veas lo que me cuesta volver a ponerlas en la memoria.
No me atrevía ni a respirar, esperando el próximo movimiento del/la intruso/a, porque a la distancia que estaba, unos dos metros, no podía distinguir si era un él o un ella.
Con sumo cuidado, alargué el brazo y levanté el cajón forrado de peluche que usan los gatos para dormir, cuando no están dormidos en ningún otro sitio. Lo dejé en el suelo, a mi lado y luego, extremando las precauciones, me subí encima. ¡Ufffff...! Mi posición había mejorado considerablemente. Ahora ya podía arriesgarme y grité. "¡Gatosssss..!"
Al minuto, más o menos, aparecieron los dos, bostezando y estirando las patas como si fueran a emprender una competición. Yo lo que quería era que sacaran las garras, pero nada. Se sentaron delante de mi, mirándome. Una muda interrogación se reflejaba en sus tres ojos (recordad que uno es tuerto) Sé que pensaban: "Y ahora, ¿qué tripa se le ha roto a ésta?"
Yo les señalaba, desesperadamente, al intruso/a, y les azuzaba un poquitín. "¡Vamos, vamos, dad una carrerita por ahí en medio a ver que hace...!"
Por fin, el tuerto, que es el más grandote, dio un par de pasos marcha atrás, volvió a sentarse y arrastró el rabo por el suelo en un movimiento de vaivén, justo en las narices del intruso/a.
Como no se movió, me arriesgué a bajar del taburete y cogí un zapato. En ese momento, el gato, que seguía mis movimientos con la vista, se dio cuenta de lo que pasaba y alargó una zarpa hacia el enemigo, dándole un buen empujón. Yo dí un grito y me subí al sofá, pero enseguida vi que no hacía falta. La cucaracha estaba muerta. Allí, en medio de la salita, se le había ocurrido venir a morirse, justo mientras yo hablaba por teléfono de espaldas a todas las puertas. Le di un buen zapatazo, por si acaso, y la tiré al inodoro, tirando agua cuatro o cinco veces para mayor seguridad.
Con el miedo y las prisas, se me olvido comprobar si era un él o una ella, aunque tampoco hubiera servido de nada, porque el idioma es limitado y no existen, de momento, los cucarachos. Por lo menos hasta que alguna agrupación machista lo reivindique. Claro que me producirán el mismo terror, se llamen como se llamen.

28 abril 2007

Publicidad subliminal

Estos días tengo muchísimo trabajo, como ya estáis hartos de saber. Por ese motivo ando las calles más despistada de lo que acostumbro y sin tiempo para ir leyendo todo lo que se pone al alcance de mis ojos y no me obligue a parar. Normalmente, no necesito comprar el periódico, porque en mis recorridos callejeros hay tantos kioscos que, titular a titular, me voy enterando de lo importante y así, cuando llego a casa, ya sé que ganó el Chelsea, o que otro coche bomba ha estallado en Bagdad.
Pero hoy he visto un panel publicitario que me ha hecho frenar en seco. Ocupaba toda la parte trasera de un autobús y rezaba:
.
"¿Tu novi@ te ha puesto los cuernos?
Véngate vendiendo sus posesiones más preciadas"
.
Más abajo, la dirección del establecimiento donde puedes vengarte a placer vendiéndoles el modelito de Armani o la Harley Davidson de tu infiel pareja.
El caso es que se me ha quedado el cuerpo rarito y el cerebro echando humo. Si lo que se proponía el anuncio era dar que pensar, conmigo ha funcionado. Llevo toda la mañana dándole vueltas. Y cuando el humo ya amenazaba con pasar a mayores y convertir mi materia gris en una pura llama, he logrado entender el fin que persigue tan prodigiosa publicidad.
Supongamos que me entero de que mi novio me está engañando y, supongamos también, que ese engaño se produce mientras yo tengo al alcance alguna de sus "preciadas posesiones". Como estoy rabiosa por su comportamiento puede urgirme el deseo de meterme con la pobre Harley Davidson y rayarle la pintura, echarle azúcar en el depósito de la gasolina o ácido sulfúrico en el motor, con lo cual me vengaría aunque no obtendría beneficio económico alguno. Estaría vengada pero igual de pobre. Además, esos daños pueden repararse, y mi satisfacción duraría poco. En cambio, si vendo la moto, la cosa es diferente. Mi novio va a tener muchos más problemas para recuperar su preciada posesión y se va a enfadar tantísimo que es posible que me insulte a gritos y que amenace con trocearme y tirar mis pedacitos al mar para que sean pasto de tiburones, lo que me dará ocasión para ponerle una demanda por malos tratos y daño psicológico grave (se entiende que a partir de ese momento, voy a tener miedo hasta de mi sombra) y haber imposibilitado mis futuras relaciones de pareja, con lo que, sencillamente, me habrá destrozado la vida. El daño comparado entre objeto (moto) y persona (yo) infaliblemente inclinará la balanza a mi favor en el juicio subsiguiente. Y según fuera la relación mantenida, hasta tendría derecho a una pensión alimenticia y a quedarme con el pisito.
Al llegar a este punto, ya me han quedado claros los contenidos subliminales del mensaje publicitario.
1-Es mucho mejor tener un novi@ adinerad@.
2-Procura que sus "preciadas posesiones" estén a tu alcance.
3-Tú sólo vende la moto y conserva la sangre fría. No le insultes ni le amenaces. Eso dejáselo a él.
4-En cuanto se ponga histérico, echa leña al fuego para que los vecinos oigan sus palabrotas y amenazas.
5-Llama a la policía o denuncia inmediatamente. Mejor si puedes demostrar que ese granito en la nariz, te ha salido por culpa del susto.
6-La tienda que te ha comprado la Harley, tiene a tu disposición un gabinete jurídico que llevará tu defensa por un módico porcentaje (40%) de lo que te concedan.
(Huelga decir que lo mismo vale para el modelito de Armani, pero me hacía ilusión eso del ácido sulfúrico en el motor)
Y si no permito que "se me vaya la olla" tengo que ponerme a calibrar si será cierto que la venganza es la única solución a los conflictos, o si lo que pasa es que anunciante y publicista son idiotas de nacimiento. Porque si me da por pensar que ese tipo de publicidad es reflejo de lo que la sociedad demanda, voy a tener que suicidarme.

17 abril 2007

Manu militari

No quiero escribir un post beligerante (o sí, ya veremos) pero lo cierto es que me duele en el alma que en Argentina, hace ya un par de siglos, obligaran a unos pobres soldados a cortarse las trenzas. Y como no quisieron, fusilaron a unos pocos.
Le he dejado leer la historia a la Cabra y mejor no os digo cómo se lo ha tomado. Ya estaba bastante mosca con lo del motín de Esquilache y todo el lío de las dimensiones que debían tener las capas de los ciudadanos y ahora, las trenzas al paredón. Ha concluído, con cierta dosis de razón, que no hay derecho a que uno no pueda llevar las capas arrastrando o las trenzas hasta el trasero, si le da la gana.
Y encima, que se impongan las prohibiciones manu militari
Ya le he dicho que esas cosas pasaron hace mucho y que no hay porqué preocuparse. Y que, de todas maneras, ella no lleva capa y mis trenzas son virtuales. Podría decirse que estamos relativamente a salvo. Pero no la convenzo. Insiste en que la manu militari sigue existiendo, disimulada bajo leyes, ordenanzas, decretos, manipulaciones informativas, directrices políticas y disciplinas de partido. Y que puede que sea verdad que ya no nos fusilen el cuerpo, pero el alma, nos la fusilan todos los días.
Yo no quiero meterme en esos berenjenales. Que se meta ella, que no tiene que salir a trabajar y puede estar rumiando ideas y hojas de ficus todo el santo día. A mí no me da tiempo sino para ducharme y salir zumbando con el flequillo al viento.
Y por cierto, que hoy no ha sido posible lo del flequillo. Ha amanecido un maravilloso día de primavera en calma total.

***
A mis amigos argentinos, entendiendo por argentinos toda la extensión que Argentina tenía en 1810, decirles que la Cabra y yo sabemos que no fueron sólo las trenzas lo que provocó que Belgrano ordenara fusilar a algunos miembros del Regimiento Patricios, que, por cierto, cumplió 200 años en 2006 y este 2007, recordará su heroica defensa de Buenos Aires.

Regimiento Patricios para saber más.

12 abril 2007

La distancia, sabes, es como el viento.

"Apaga el fuego pequeño, pero enciende aquellos grandes"
Dicho de otra manera: os echo mucho de menos :(
Vuelvo pronto, espero. Mientras tanto, os doy permiso para que me añoréis :)

02 abril 2007

Mach 1 versus Trabch 1

Mach 1 era una ilusión que tenían los que se dedicaban a la aeronaútica hace bastantes años. Y la consiguieron. Romper la barrera del sonido, conseguir ese Mach 1, está tan superado que creo que algunos aviones ya van por el Mach 7 y casi nadie le da importancia.
Y es que es mucho más dificil conseguir velocidad en la tierra y, en particular, si hay que conseguirla trabajando.
Estoy en ello, estoy, tranquilos. Como Mach 1 es un nombre registrado, me he inventado ese Trabch 1 (Trabajo a 333 m/s) y un día de éstos consigo hacer todo el trabajo que me echen y que me sobre tiempo para dormir, comer, y hasta para ir con tranquilidad a haceros una visita y charlar un poco.
Y es que la primavera, fuera de El Corte Inglés, es un auténtico martirio, digan lo que digan. Todos mis abuelos adoptados (excepto Teresa) están malitos o muy malitos o peor y no hay otra sino conseguir ese Trabch 1 para ir llegando a todas partes.
Igual me queda tiempo para haceros alguna visita, o resulta que con tanta adrenalina suelta, una noche no puedo dormir y os visito a todos, pero si no es así, que sepáis que ando por aquí, por la tierra, intentando conseguir ese Trabch 1.

18 marzo 2007

La Imaginación toma el Poder

El título es una frase anónima (que yo sepa) que apareció en las paredes de la Facultad de Ciencias Políticas, en París. Mayo del 68, el famoso mayo francés. Es que he estado leyendo el libro "Último Round" de J. Cortázar y hay una parte dedicada a reflexiones y poemas que le inspiraron aquellas fechas. Normalmente decimos la frase abreviando un poco para darle más fuerza impositiva. Algo así:

"¡¡¡LA IMAGINACIÓN AL PODER!!!"

Y sin tantos signos de admiración, es el título de un libro, escrito al alimón por Daniel Cohn-Bendit (el pelirrojo estudiante de todas las fotos), Jean Paul Sartre y Herbert Marcuse, dándole vueltas a las causas y los efectos de aquella explosión de libertad, que luego quedó en poco más que un cólico político. Eso creo, al menos.
Y ya sé que os estáis preguntando a que viene tanta palabrería sobre el siglo pasado.
La culpa es de mi amiga Palabras errantes que ayer, cuando yo presumía, en un comentario en su blog, de hablar bien el argentino, me contestó ésto:
"Argentiñol!!!!! A ver...sólo te salió bien el "che" . Ops! :)"
Hay que ver que desconsiderada es, con lo mucho que yo me esfuerzo en decir "¿viste?", en lugar de "¿has visto?" que sería lo correcto, o "vos sabés" cuando debiera decir "tú sabes".
En un primer momento, os confieso que pensé "¡pues ahora voy y ya no le hablo más, ea!", pero claro, eso es imposible, porque yo no puedo pasar sin Palabras errantes . Pensé un poco más y entonces fue cuando me acordé de Cortázar, y de todo eso del poder y la imaginación.
Así que, por el poder que me otorga el ser la destinataria de la palabra imaginada-inventada por mi amiga, declaro que en este blog se permite comentar en Argentiñol, Uruguañol, Mexicañol, Chileñol, Peruañol, Catalañol, Valenciañol, Gallegañol, Español y cualquier otro idioma susceptible, sin grave daño, de llevar los sufijos "ñol o añol"
Quedan excluidos aquellos idiomas para los que sea necesario cambiar el teclado a cirílico, japonés o árabe porque eso sí iba a ser una complicación.
Y ya sin más, queda inaugurado este pantano, digo, este post.