Algo más pequeña que Mónaco, Trenzilandia es una península situada al sur de Europa y rodeada de libros por todas partes, excepto por un estrecho istmo llamado Blogger.
Su población humana está compuesta por un solo ejemplar de "homa sapiens" por lo que no se ha considerado necesario buscar ningún gentilicio para ella y se la conoce por su nombre de pila: Trenzas. El resto de pobladores consta de un mamífero cuadrúpedo, llamado Gato, un ovíparo llamado Canario y una cabra virtual que responde (cuando quiere) al apelativo cariñoso de Cabra.
La flora es un tanto monótona, predominando los Ficus Benjamina, en distintas tonalidades y tamaños, unos cuantos Geranios, dos Ciclamen Persicum, una Orquídea de la que ignoramos el apellido y otras especies de menor entidad.
A pesar de su reducido tamaño, el país tiene una notable diversidad lingüística; dos idiomas reconocidos y tres dialectos; el Canariol y el Gatol, que no poseen gramática por estar compuestos, básicamente, de sonidos onomatopéyicos tales como miau, meeeuuuu, miuuu, roonn-roonn, y unos silbiditos entrecortados, fiuuu, prrrrr, fiuuuu, prrrr, fiiiiuuuuu, y otro más de uso exclusivamente telepático y que sirve para la comunicación entre la Cabra y la "homa sapiens".
A pesar de su reducido tamaño, el país tiene una notable diversidad lingüística; dos idiomas reconocidos y tres dialectos; el Canariol y el Gatol, que no poseen gramática por estar compuestos, básicamente, de sonidos onomatopéyicos tales como miau, meeeuuuu, miuuu, roonn-roonn, y unos silbiditos entrecortados, fiuuu, prrrrr, fiuuuu, prrrr, fiiiiuuuuu, y otro más de uso exclusivamente telepático y que sirve para la comunicación entre la Cabra y la "homa sapiens".
Trenzilandia vive, políticamente, en una Dictadura Blanda, donde se intenta la equidad en la distribución de la riqueza y Mamá Estado está dedicada a proveer de lo necesario a los habitantes con limitaciones para conseguir el sustento y la atención veterinaria, así como a proporcionar esparcimiento, en forma de pelotitas y ratones de goma, columpios, espejitos y posaderos diversos y, por descontado, a tener disponibles los gramos de locura necesarios para la buena salud de la Cabra. Hasta el momento, no se han detectado brotes nacionalistas ni reivindicaciones territoriales, aunque sí algunas pequeñas algaradas entre Trenzas y Gato, por el disfrute del sofá a la hora de la siesta. Todas se han resuelto sin necesidad de intervención de las Fuerzas Antidisturbios.
En general, el país evoluciona sin sobresaltos, aunque Trenzilandia debe negociar su presente, su futuro y su aprovisionamiento de materias primas con países cercanos y no siempre bien dispuestos, por lo que algunas veces, la encargada de las negociaciones se pone de los nervios, entra en crisis y hay que suministrarle grandes dosis de calmantes y documentales de Historia, así como apartarla totalmente de la vida pública en evitación de males mayores.
Esa tarea es responsabilidad de la Cabra, único ente capaz de aguantarla en tales circunstancias y de mantenerla alejada del curso de los acontecimientos hasta que recupere el equilibrio emocional, lo que suele tardar un par de meses.
Esa tarea es responsabilidad de la Cabra, único ente capaz de aguantarla en tales circunstancias y de mantenerla alejada del curso de los acontecimientos hasta que recupere el equilibrio emocional, lo que suele tardar un par de meses.
A punto de cumplirse el plazo de recuperación de la salud mental de la citada "homa sapiens", Trenzilandia se prepara ya para la próxima crisis que tendrá lugar, si nadie lo remedia, en los alrededores del último cuatrimestre del presente año 2008.
Mientras tanto...
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"De un mundo raro" en la versión de Chavela Vargas, Himno Nacional de Trenzilandia.