Es buena idea tener una teoría así cuando las cosas no salen como quieres porque siempre podemos parapetarnos detrás. No hay duda de que el mundo en general y nuestras circunstancias en particular, conspiran para no dejarnos hacer lo que queremos, en el momento en que queremos. Y es que, yo quiero y yo puedo, aún no son sinónimos.
He estado sometida a conspiraciones varias en este tiempo, casi un mes, de ausencia. Conspiraciones de recuerdos tristes, de desánimos, de cosas inconclusas que me saltaban a las manos exigiendo que las acabara de una vez; un bordado con tres puntadas pendientes, unos discos que copiar y devolver, el capítulo de un libro que urgía entender, ficus que podar, papeles que ordenar, vida fuera de aquí, impacientándose...
Y un poco de frío en el alma y alguna que otra explosión de rabia. Es decir, la vida en crudo y en directo, conspirando insidiosa; escondiendo las letras del teclado y oscureciendo el monitor.
Querría haber estado aquí este noviembre; todo él, porque el día 19 cumplí mis tres años de bloggera. No pude encontrar un resquicio en mi propia conspiración vital y no estuve para celebrarlo.
Sin embargo, no celebrar, no significa dejar de agradecer. Os doy las gracias a todos por vuestra compañia en este ya largo viaje, por vuestros pensamientos, por vuestras ideas y por las palabras que ponéis a mi alcance, aquí y en vuestros espacios; por lo que he aprendido y sigo aprendiendo de vosotros, y por todas esas manos tendidas que no saben de distancias ni conocen fronteras.
Espero y deseo encontraros aquí otros muchos años.
¡Gracias por todo, y a todos..!