21 abril 2005

Escobas de primavera

En vuestra provincia, país, planeta o donde quiera que esté vuestra "solución habitacional", no sé si es primavera. Aquí sí. Una primavera que da pena, pero no podemos llevarle la contraria al calendario. Es primavera y punto.
Antes, primavera se escribía con mayúscula. Primavera. Estaba justificado porque las cosas eran muy diferentes a como son ahora. Era como salir de la oscuridad y meterse de lleno en la vida. Para empezar se organizaba un gran baldeo en la casa. Fuera las alfombras y las cortinas espesas, fuera los edredones, mantas gruesas y sábanas de franela, que pasaban al fondo de los roperos o "al cuarto de arriba" con sus correspondientes bolitas de alcanfor para que no se apolillaran.
Fuera los abrigos, los guantes de lana, las botas forradas y las zapatillas de piel. Todo quedaba debidamente enfundado en sus bolsas y relegado al armario de la ropa de invierno. En Primavera, no se necesitaban esas cosas tan engorrosas, porque el sol lucía, los chaparrones de abril llegaban puntuales, pasaban pronto y ¿quién necesitaba más que la chaqueta de punto que nos había tejido la abuela? Nadie.
Lo que con mayor fundamento justificaba la P mayúscula, era el comportamiento de la vida, que también llevaba mayúscula. Vida. Sabías que la Primavera estaba al caer porque la Vida se volvía verde y estruendosa. Los pájaros no paraban de cantar y de volar en todas direcciones buscando donde anidar, las plantas crecían como locas y competían por ver quén conseguía tener más hojas o más flores y era necesario comprar macetas más grandes que contuvieran esa pujanza de raíces. Las bicicletas hacían acto de presencia y la salida del colegio era un estallido de risas, gritos emocionados y chaquetas arrastrando por el santo suelo.
¿Que ha pasado? No, no son solo años. Es que estamos más tristes. Y con razón.
Los niños ya no gritan de alegría cuando salen del colegio. Salvo honrosas excepciones, berrean para que "sus" adultos les compren la "chuche" de moda o el último capricho del que tengan referencia. Los pájaros no tienen ramas donde anidar porque la brigada municipal hizo la poda a primeros de marzo y aún no les ha brotado ni una hoja. La ropa de invierno no puede guardarse porque un día sí y otro también, las temperaturas nos dan un susto de pulmonía. Y las plantas están más agostadas que en agosto, endebles y sin ganas de nada.
En la calle se habla de "depresiones estacionales", alergias de todo tipo, dietas de adelgazamiento y del crucero que se piensa hacer en verano, caiga quién caiga y cualesquiera sean los intereses que haya que pagar al banco por el crédito que se pedirá para el indispensable viaje.
A pesar de todo eso, aún queda esperanza. Los regidores de esta ciudad, conscientes de los problemas que la falta de una auténtica primavera, como las de antes, genera en la población, han decidido poner algo de su parte. A partir de hoy las escobas de la brigada de limpieza son verdes. Verde primavera, desde el palo hasta el cepillo.
Algo es algo y por algo se empieza.

3 comentarios:

JM dijo...

Tienes razón en todo lo que dices, pero ... ¿qué es aquello que se ve allí? ¿no son dos canalillos? ¡la primavera ha llegado!

Trenzas dijo...

:)
Pues no sé en donde tú vives, pero aquí serían cuatro. Dos anteriores y dos posteriores. Que para algo se han inventado los pantalones con la cintura baja.
A menos que te refieras a canalillos secundarios o dependientes del canal de Isabel II, que contigo nunca se sabe.

JM dijo...

Trenzas, conmigo tú siempre sabes.
Un beso.