24 noviembre 2004

Inventando conceptos

La tecnología, ya se sabe, nos hace cambiar de vida, de conceptos, de costumbres y hasta de ropa, si me apuráis un poco.
Aquí, en España, decimos que algo "está a tiro de piedra", cuando queremos decir coloquialmente que está cerca. Así que si tengo una amiga que vive a cien metros, diría "tengo una amiga que vive a tiro de piedra de mi casa" y sería correcto.
Ahora tengo muchos amigos que viven a miles de kilómetros y esa expresión no me sirve. Pero, ¿para qué esta la inventiva?
Propongo a la Real Academia de la Lengua que incluya en sus frases coloquiales ésta:

TENGO UN AMIGO A TIRO DE ORDENADOR.

Y mientras llega el placet de la Academia, aquí os presento a una amiga que vive a tiro de mi ordenador y del vuestro:
http://elbauldesherezada.blogspot.com/

Mi cariño y mi agradecimiento para ti, Sherezada..!

23 noviembre 2004

Las órdenes

Recibir órdenes forma parte de la vida. Algunas nos fastidiaban bastante, en la época en que éramos niños o adolescentes, y tener que cumplirlas era un martirio. Con el tiempo llegamos a apreciar que algunas estaban bien dadas, que otras eran bienintencionadas aunque erróneas, y que otras eran una auténtica desgracia.
Pero las peores órdenes que recibimos, a mi modo de ver, son aquellas que no sabes quién ni porqué te las da. Personas que te son absolutamente desconocidas y un buen día se levantan de la cama, se conectan a Internet, encuentran la web y directamente te ordenan...

"Quiero saber si eres hombre o mujer"
"Envíame a mi e-mail TODA la música midi que tengas"
"Quiero recibir en mi correo tus imágenes de hadas"
"Contéstame enseguida porque necesito el trabajo para el día X"
"Dime inmediatamente todo lo que sepas de..."

Carta de respuesta.

Es evidente que algunas personas no tienen la menor idea de cosas tales como el respeto a la privacidad, la manera correcta de solicitar las cosas ni la conciencia de que el tiempo de los demás es valioso.
El simple hecho de tener presencia en Internet no me pone a las órdenes de nadie, ni soy una máquina de envíar material que, por cierto, me ha costado años reunir y, sobre todo, NO HAGO los trabajos escolares de nadie. Hice los míos y ya tuve bastante, gracias.
Lo peor de todo esto es que en la web hay información exhaustiva en cuanto a nombres de dibujantes, pintores, escritores, algún tutorial y enlaces a sitios donde encontrar lo que necesitéis. ¿Se nota que estoy enojada...?
Bien, pues ya está. Se me pasó el enojo y sigo dispuesta a colaborar, ayudar, solucionar y proporcionar todo aquello que esté en mis manos y me pidáis, siempre que venga precedido de un saludo y acabe con una despedida, mínimamente cordiales.



19 noviembre 2004

Las cuestiones

Debo reconocer que el tema de mi web se presta a muchas interpretaciones. Todo lo fantástico es sugerente. Suscita muchos interrogantes y, sobre todo, deseos de creer que hay algo de verdad y que alguna vez recibiremos el toque de la varita mágica que resuelva nuestras carencias de una vez por todas.

"Me gustaría tener un hada en mi jardín".
"Quisiera poder comunicarme con las hadas".
"¿Cómo puedo conseguir que un hada me conceda un deseo?"
"Por favor, es urgente que me envíen el hada que cuida de la garganta...!"
"¿Podrían enviarme una imagen del hada protectora de los bomberos?"
"Quiero ser un hada antes de Navidad. ¿Podrías decirme como conseguirlo?"

Carta de respuesta.
¡Que más quisiera yo que ayudaros a conseguir todo eso! Nada me haría más feliz que poder decir que sí, que lo sé, y que alguien tendrá unas bonitas alas la víspera del 25 de Diciembre, o que habrá un hada al lado del bombero amado cada vez que salga a cumplir con su trabajo. Pero lo cierto es que no puedo ni creo que nadie pueda.
Las hadas no son la respuesta a nuestras necesidades, sino a nuestra imaginación. A nuestra capacidad de mantenernos en situación de ejercer de hada en nuestro medio. Ya es un hada quien sonríe en una circunstancia difícil, quien es capaz de mantener la serenidad y la calma cuando parece que el mundo se viene abajo, quien ayuda a otro a cruzar una calle, escucha a un amigo que lo necesita o cuida con paciencia de su familia. Esas hadas, disfrazadas de personas normales que nos sonríen en el autobús, que nos ayudan a elegir bien, que nos abrazan cuando lo necesitamos.
Yo estoy particularmente agradecida a muchas hadas que me escriben para decirme "he vuelto a recordar mi infancia viendo tu web. Que Dios te bendiga por ello". Y aún sin haberlas visto nunca, sé que son hadas porque me hacen sentirme útil e importante al menos por un minuto.
Y hay minutos sin los cuales la vida sería mucho más triste.